19 de octubre de 2011

"Insatiable" Capitulo 5

Publicado por Ororo
Aquí traigo el capitulo numero 5 de "Insatiable"


"El silencio les envolvió por unos cuantos segundos, quizás incluso unos pocos minutos, hasta finalmente la chica tuvo que volver a preguntar, no podía perder tiempo, realmente necesitaba saber a que se enfrentaba, que es lo que había sucedido.

¿Qué sucedió con Tsunayoshi-san?"

Ororo.




"Insatiable"

Capitulo 5: “Verdad al descubierto”

-       ¿Qué has hecho? – fue la voz de Chrome la que le sacó de su ensimismamiento.

Se encontraba recostado boca arriba en su cama, mientras que la chica que era casi como su reflejo en apariencia, estaba de pie cerca del final de la cama, con el ceño fruncido y los brazos cruzados, podía verse con claridad que estaba enfadada por algo.

-       No se de que hablas – le respondió Mukuro mientras jugaba con un mechón de su largo cabello, en un afán de ignorar a la chica, lo cual pareció hacerla enojar aun mas…

-       ¡Por supuesto que sabes de que hablo! ¡No te hagas el loco conmigo! – le exclamó sin dejar de mirarle con enojo - ¡Y no me ignores!

-       … - Mukuro no le respondió y continuó en su tarea de ignorar a la chica jugueteando con su cabello.

-        ¡Mukuro-sama! – exclamó ella intentando lograr la atención del mayor - ¿Qué le hiciste a Tsunayoshi-san? – inquirió ella relajando la pose y colocando ambas manos en sus caderas, en una pose de reproche.

Al preguntar aquello Chrome pudo ver con claridad como la expresión en el rostro del mayor cambiaba levemente, ella había tenido razón, algo había sucedido con el jefe Vongola, y Mukuro había sido el culpable de ello.

-       Eso no es de tu incumbencia – le espetó Mukuro mientras se sentaba en la cama, apoyándose con sus manos para así mirar a la chica directamente. Sus ojos bicolor le miraban con firmeza, la chica no se inmutó ante esto, le mantuvo la mirada.

-       ¡Por supuesto que lo es! – le gritó ella acercándose a él

-       ¡No! – le respondió Mukuro.

-       ¡Tsunayoshi-san también es importante para mí! – exclamó Chrome, sin saber que sus palabras provocarían una reacción negativa y violenta en el mayor, aquello fue algo que la chica no se esperaba.

En segundos, en un parpadeo, Mukuro se había puesto de pie abruptamente y había sujetado a la chica por el cuello, para luego azotarla contra una de las paredes cercanas, la chica soltó un quejido, pero no dijo o hizo nada más al respecto, se quedó allí, quieta, mirando al mayor, intentando comprender el porque de aquella reacción.

-       El es mío – dijo cada palabra con lentitud, con voz siseante y peligrosa, la chica abrió sus ojos en sorpresa ante esto, para después mirarle con desafío. Ahora todo comenzaba a tomar cierto sentido.

-       Así que es eso…- soltó ella como si nada, como si no estuviese sujeta firmemente por el cuello, acorralada contra una pared, ahora las acciones de Mukuro tenían cierto sentido, pero eso no explicaba que es lo que había sucedido.

-       No te atrevas a acercarte a el – le amenazó el mayor con los ojos bicolor cargados de muchos sentimientos, entre ellos celos.

-       No creas que te obedeceré

-       ¡Lo harás! – soltó el apretando un poco el cuello de la chica, la cual si un quejido dejo escapar.

-       No creas que sigo siendo la misma chica frágil que rescataste de un hospital hace ya tantos años atrás…- le dijo ella con la voz firme, desapareciendo en el agarre de Mukuro, para después aparecer justo detrás de él, el mayor enarcó una ceja y sonrió de medio lado.

-       Haz aprendido bien – dijo mientras se cruzaba de brazos y se apoyaba en la pared donde antes había tenido atrapada a la chica, o mas bien a la ilusión de la chica.

-       Tuve un excelente maestro – le respondió ella cruzándose de brazos también, sin despegar sus ojos de los de Mukuro.

-       Eso no lo dudo.

El silencio les envolvió por unos cuantos segundos, quizás incluso unos pocos minutos, hasta  finalmente la chica tuvo que volver a preguntar, no podía perder tiempo, realmente necesitaba saber a que se enfrentaba, que es lo que había sucedido.

-       ¿Qué sucedió con Tsunayoshi-san? – volvió a preguntar, Mukuro torció la cabeza hacia un lado y le sonrió, con aquella sonrisa que es mas una mueca que cualquier otra cosa.

-       ¿Qué te hace creer que te lo diré?

-       Porque si no me lo dices tu ahora, lo sabre de todas maneras después…- esto ultimo llamó la atención del mayor.

-       ¿A que te refieres? – inquirió él separándose de la pared y mirándole aun con los brazos cruzados.

-       Gokudera-kun se contacto conmigo – le explica la chica con voz seria – me pidió que fuera a la mansión Vongola – se detuvo y le miró con reproche – de inmediato.

-       ¿Te pidieron que fueras a la mansión Vongola? – inquirió Mukuro, incrédulo.

-       Si – le respondió ella – porque para ellos, yo continuo siendo el guardián de la niebla, y como tal, debo responder a su llamado – dijo mientras hacia un movimiento de mano y en esta aparecía una ilusión en su dedo, una ilusión idéntica al anillo Vongola de la niebla.

-       Así que ellos aun no saben que estoy libre – dijo soltando una risita

-       ¿Esperabas que lo supieran después de lo que hiciste?

-       Seria lo mas lógico.

-       ¿Qué demonios hiciste?

-       Dije que no te lo diré – Chrome achicó la mirada, Mukuro le ignoro y clavó sus ojos bicolor en un punto de la pared.

-       Sabes…- dijo ella como quien no quiere la cosa mientras se acercaba a la puerta para salir – Lo mas probable es que ellos quieran asesinarte una vez que sepan que estas libre.

-       ¿Y eso? – inquirió él enarcando una ceja, mirando la silueta de la chica

-       Acción y reacción Mukuro-sama – dijo ella volteándose para verle – Cosechas lo que siembras, y lo que sea que le hiciste a Vongola Décimo, lo pagaras caro, de eso estoy mas que segura…- y tras esas ultimas palabras salio de la habitación dando un portazo que hizo vibrar los cristales de las ventanas.

Esta era la primera vez que Chrome abiertamente se presentaba ante Mukuro para enfrentársele, para reprocharle sus acciones, normalmente y desde siempre la joven ilusionista se había mantenido de lado de Mukuro, apoyándole incondicionalmente en todo. Pero hoy, hace tan solo unos momentos atrás, ella le había gritado, le había hablado con reproche, todo en pos de Vongola Décimo, todo por el mismo joven por el que estaba obsesionado Mukuro.

Chrome sabia mas de lo que aparentaba, siempre parecía sospechar mas, siempre parecía saber lo que pensaba Mukuro, o por lo menos la mayoría del tiempo, ella había sospechado de el de inmediato al recibir la llamada del consigliere, casi como si supiera que entre el jefe Vongola y Mukuro había un algo…un algo que ni el mismo Mukuro terminaba de entender.

En ese momento, recordó lo sucedido la otra noche, recordó el cuerpo de Tsuna retorciéndose bajo suyo, gritando, suplicándole, llorando…y fue allí que a pesar de sentir una morbosa satisfacción, un algo se oprimió en su pecho, un algo que le decía dentro de su cabeza que algo estaba apunto de salir muy mal.

“Cosechas lo que siembras”

Por alguna razón, las palabras de Chrome comenzaban a perturbarle de un manera que no comprendía, nunca antes había sentido algo como eso.

Comenzó a caminar de un lado a otro, pensando.


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-       ¿Qué te sucede? – interrogó Xanxus enarcando una ceja desde donde estaba, recostado en la cama. Squalo estaba de pie junto a la ventana, mirando el cielo nocturno. Habían terminado al fin de hacer el perímetro del patio de atrás de la mansión, el cual como bien comprobaron no era pequeño.

El reloj que colgaba en una de las paredes marcaba las 10 de la noche, recién hace tan solo una hora atrás habían terminado de hacer el perímetro, había sido una tarea ardua pero la habían llevado a cabo sin mayores contratiempos, lo que habían descubierto de todo esto, era algo que  no haría feliz a nadie, en especial al consigliere.

-       Es solo que…- Squalo no sabia si continuar o no, pero la mirada de Xanxus bastó para que simplemente se decidiera y dijera lo que quería decir – Algo sucede en esta casa…

-       Eso es obvio, después de descubrir lo que descubrimos

-       No, no me refiero a eso, ellos aun no lo saben…- le interrumpió el albino – me refiero a otra cosa…

-       ¿A que? – interrogó su jefe nuevamente, mientras se sentaba en la cama y clavaba sus ojos rojos en el espadachín

-       Los guardianes de la tormenta y de la lluvia actuaban extraño hace unas horas atrás – Squalo pudo ver que Xanxus enarcaba una ceja a la espera de que dijera algo mas – como si estuviesen preocupados de algo, parecían completamente desconcentrados mientras trabajábamos.

-       ¿Crees que sucede algo con los Vongola? – inquirió poniéndose de pie y acercándose al albino, el cual se cruzo de brazos y se apoyó en una pared cercana.

-       Es solo una suposición – soltó Squalo, sintiendo como Xanxus colocaba ambas manos apoyadas en la pared, a cada lado de la cabeza del espadachín.

-       Pero una interesante suposición – susurró el ojirojo acercando su cuerpo al del albino - ¿Dónde esta Lussuria?

-       ¿En su habitación? – soltó el albino sin saber realmente la respuesta a esa pregunta, sintiendo como una de las piernas de Xanxus se abría camino entre las suyas, rozando deliberadamente aquella zona sensible de su cuerpo, haciéndole estremecer.

-       ¿No sabes donde esta? – inquirió el moreno enarcando una ceja.

-       Dijo algo sobre ir a hablar con alguien – soltó el albino con la respiración cada vez mas trabajada.

-       Perfecto…o sea nadie nos molestara…- en un rápido movimiento sujetó ambas manos de Squalo con una de las suyas por sobre la cabeza de este, mientras presionaba su cuerpo hasta el punto que ni siquiera el aire podría pasar entre ellos.

-       Aun…estamos…trabajando…- soltó Squalo trabajosamente, sn poder resistirse demasiado a los avances del ojirojo, nunca había podido resistirse.

-       No me interesa…- y antes de que el albino pudiese decir o hacer algo en protesta, Xanxus ya le estaba besando como si quisiera robarle el alma en el proceso.

-       Xan…xus…

-       ¡Silencio! – ordeno el pelinegro sujetando a Squalo para luego arrojarle a la cama sin miramiento alguno

-       ¡¡Oye!! ¡¡Que eso duele!!

-       Te daré algo por lo que quejarte de verdad – dijo con soberbia mientras se desabotonaba la camisa y dejaba al descubierto su pecho cubierto de cicatrices, las cuales habían ido atenuándose con los años.

-       ¡Eres un idiota! – le gritó Squalo intentando  ponerse de pie, pero Xanxus le detuvo empujándole nuevamente a la cama y encaramándose en esta, tomando con una de sus manos una buena cantidad de cabello blanco, tirando de este mantuvo al albino en su lugar, el cual prefería ahorrarse un poco de dolor y quedarse lo suficientemente quieto para que el mayor no tirara mas de su cabello.

-       ¿Alguna otra queja? – inquirió el ojirojo con una mirada llena de superioridad, sabiendo que el albino no diría nada mas al respecto.

En cosa de segundos Xanxus se deshizo de la ropa de Squalo, dejándole completamente desnudo a su merced, ¡Oh! Pero como disfrutaba de tener ese bello y pálido cuerpo retorciéndose bajo el, solo para el, solo por el, saber que provocaba todo eso en el espadachín le excitaba a sobremanera.

Sin aguantar mas, se deshizo de sus propios pantalones y sin preparación alguna penetró en el interior del albino, el cual emitió un gruñido de incomodidad y se retorció bajo el cuerpo de Xanxus, el cual sujeto las piernas del albino para así evitar que este se moviera antes de que el lo quisiera.

-       ¡¡Maldición Xanxus!! – le gritó el menor golpeándole en el hombro, no con toda la fuerza que deseaba, dadas las circunstancias - ¡¡Eres un bestia!! ¡¡Pudiste avisar por lo menos!!

-       Eso le quita la diversión – susurró el ojirojo mientras comenzaba a moverse, entrando y saliendo, disfrutando de la fricción de sus cuerpos.

-       Ah…

-       Tan estrecho…- soltó el pelinegro cerrando sus ojos, sin dejar de moverse, sintiendo como la mano enguantada de Squalo se aferraba con fuerza a su hombro en busca de soporte.

-       ¡Dios! ¡Xanxus!  - se retorció el albino bajo el peso del otro – ¡Mírame! – exclamó con la respiración entrecortada, a lo que Xanxus obedeció sin meditarlo realmente, Squalo disfrutaba ver los ojos rojos del líder de Varia, ver como esa mirada color sangre brillaba de deseo solo para el, le hacia retorcerse de placer…

El ojirojo clavó sus ojos en Squalo, viendo como el cabello de este estaba repartido hacia un lado en la cama, parecía una cascada de seda, sonrió para si mismo mientras se agachaba y besaba el cuello del albino, preocupándose de dejar la marca de sus dientes en aquella pálida piel.

-       ¡¡Xanxus!! –

El sentir como los dientes del ojirojo se abrían paso en su piel le hizo llegar al orgasmo sin poder aguantarlo mas, la sola contracción de sus musculos y el silencioso gemido que escapo de sus labios, llevaron al clímax al mayor, el cual sonrió satisfecho sin desviar la mirada de los ojos claros de Squalo.

-       ¿Piensas quedarte a vivir allí? – inquirió el albino, Xnaxus aun seguía en su interior.

-       No me molestaría – le respondió como quien  no quiere la cosa.

-       ¡¡Sale!! – le gritó golpeándole en el hombro nuevamente, Xanxus dibujó una sonrisa maligna en sus labios antes de agarrar un puñado de cabello blanco.

-       No he terminado contigo – dijo casi en un susurro, mandando corrientes eléctricas por todo el cuerpo del espadachín.

-       ¡¡Mañana tenemos trabajo!! – le gritó intentando hacerle entrar en razón.

-       No me interesa.

-       ¡¡Por la mierda Xanxus!! ¡¡Mañana no voy a poder pararme!!

-       Lussuria puede hacer tu trabajo

-       ¡¡¡Xanxus!!!

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-       ¿Tsuna?

Pudo escuchar que alguien le otro lado de la puerta de su habitación le hablaba, comenzó a ponerse nervioso ante esto, no sabía que hacer o decir, no tenia ganas de hablar ni de ver a nadie…Solo a Chrome, solo a ella…

-       Tsuna, no me moveré de aquí – el castaño soltó un largo suspiro y se coloco de pie, hasta hace unos segundos atrás había estado sentado en una esquina de la habitación, lejos de la cama, abrazando sus rodillas, pensando en que hacer…

-       ¿Quién? – iba a preguntar Tsuna mientras abría la puerta con suma lentitud, cuando se encontró cara a cara con su guardián del sol. Sasagawa Ryohei estaba mas que sorprendido, el rostro del joven Vongola estaba cruzado por cierta angustia, incluso podía jurar que tenia los ojos rojos ¿Había estado llorando?

-       Hola… - era tan extraño para el menor no ver a  su guardián lleno de su típico entusiasmo, que simplemente no sabia como reaccionar - ¿Puedo pasar?

-       Por supuesto – Tsuna se hizo a un lado para así dejar pasar al mayor a su habitación, una vez que este se adentró en ella, cerró la puerta a su espalda y se apoyó en ella… - ¿Qué sucede? – fue lo primero que atinó a preguntar el castaño, hallándose con el dilema de no tenia nada mas que decir.

-       Eso venia a preguntar yo – le dijo el guardián del sol sentándose en la silla del escritorio, viendo como el castaño jugueteaba con sus manos, lo cual era una clara señal de incomodidad y nerviosismo. Ryohei no era tonto, sabía que algo estaba mal con Tsuna, todo en su forma de actuar lo gritaba, el como evitaba contacto visual, el hecho de que no estuviese vestido con sus siempre impecables trajes, llevaba puestos unos simples pantalones de buzo negros y una polera blanca, se movía con nerviosismo, parecía acercarse y alejarse de la puerta.

-       ¿Por qué lo dices?

-       Porque no pareces estar bien… ¿Qué sucede? – dijo el mayor, poniéndose de pie y deteniendo a Tsuna en su caminar, sujetando una de las manos del menor, dejando que la energía de su atributo del sol envolviera al castaño, el cual soltó un suspiro de algo semejante al alivio, sintiendo como la calidez de Ryohei le calmaba poco a poco, aunque sea por unos momentos…

-       Es solo…- comenzó a decir Tsuna, pero se detuvo, dándose cuenta de lo que estaba apunto de hacer, de decir… ¡No podía hacerlo! ¡No podía simplemente decirle como había defraudado a la familia! ¡Como había liberado una amenaza que iba detrás de el! ¡Dios! ¡Todo se volvía tan confuso! Se soltó del agarre de su guardián y retrocedió unos pasos, alejándose de este, no queriendo sentir aquella calidez que quizás no merecía, un sollozo se escapó d su garganta, el guardián del solo comprendió entonces, que lo que sea que le sucedía a Tsuna era grave, tanto como para provocar reacciones como estas.

-       ¿Qué sucede? – inquirió acercándose nuevamente al castaño, deteniéndose  lo suficientemente cerca para no hacer que retrocediera, sabía que si intentaba presionar un poco mas podría hacer que el otro terminara por alejarse por completo de el y cerrarse, lo cual llevaría a que no le diría absolutamente nada.

-       Yono…no puedo…no puedo – susurró soltándose de Ryohei y agarrándose la cabeza, dejando que las lagrimas recorrieran su rostro libremente, si el guardián antes había estado preocupado, ahora lo estaba el doble. Algo realmente malo había sucedido y comenzaba a desesperarse el no saberlo.

-       Tsuna…- susurró sin saber que hacer o como actuar. Para su suerte, el joven Vongola si lo sabía, este se acercó finalmente al mayor y le abrazó, a la espera de que el calor y la energía del atributo del sol le calmara lo suficiente.

-       Lo siento…lo siento…- era lo único que repetía una y otra vez el castaño, aferrándose a su guardián como si su vida dependiera de ello.

-       Calma, calma – le respondía Ryohei abrazando al menor, dejando que su atributo del sol le sanara de todas las heridas que pudiera tener, esperando que eso pudiera ayudar en algo a saciar el dolor y la angustia que el castaño parecía estar sintiendo.

Los minutos pasaron, finalmente Tsuna cayó dormido en los brazos de su guardián, el cual le recostó en la cama para luego sentarse junto a esta, en una silla cercana, tenia los codos apoyados en sus rodillas y su mentón apoyado en sus manos, pensativo, con sus ojos serios clavados en la silueta durmiente del joven jefe Vongola.

Desde hace ya unos años para acá que no veía a Tsuna así de frágil. Su jefe había madurado, se había hecho fuerte, se había hecho inalcanzable, pero esto…esto solo indicaba que sin importar el tiempo o las apariencias, Tsuna continuaba siendo humano, solo un joven de 21 años enfrentado con la responsabilidades de dirigir toda una familia, nada mas y nada menos, y lo que sea que le haya sucedido le había recordado lo humano que era y que siempre sería.

-       ¿Qué demonios sucedió jefe? – preguntó Ryohei al aire, sabiendo que no obtendría respuesta alguna.

El guardián del sol de puso de pie y se encaminó a la puerta de la habitación, lo mejor era dejar solo al castaño, que descansara. Al momento de abrir la puerta se encontró de frente con Dokuro Chrome, la joven ilusionista le vio con el rostro cruzado de seriedad y no pudo evitar preocuparse aun mas de lo que ya estaba.

-       Buenas…- saludó ella

-       Espero que tu puedas ayudarle…- dijo él de repente, sin despegar la vista de ella – Creo que se esta desmoronando…

Y tras esas palabras se hizo a un lado y se alejó por el pasillo, dejando a Chrome de pie en el umbral de la puerta.

-       Espero yo también ser capaz de ayudarle…

Chrome se adentró en la habitación cerrando la puerta a su espalda, con pasos lentos se acercó a la cama dispuesta a ocupar el lugar que al parecer había estado ocupando el otro guardián, estaba apunto de sentarse cuando los ojos del castaño se abrieron en sorpresa, la joven ilusionista pudo ver cierto miedo en los ojos cafés del joven Vongola, al parecer había reconocido la presencia de la chica, y siendo esta tan parecida a la del propio Mukuro había despertado…

-       Chrome…

-       Si, soy yo

-       ¡Oh! Chrome – soltó Tsuna estirando sus brazos, la chica entendiendo de inmediato se sentó en el borde de la cama y rodeó entre sus brazos al castaño, sintiendo la desesperación en el gesto, la necesidad de cobijo, la búsqueda de seguridad…

-       ¿Qué fue lo que sucedió? – preguntó ella en el abrazo - ¿Qué fue lo que hizo Mukuro-sama? – ella sabía que lo que sea que le sucedía a Tsuna era culpa del guardián de la niebla…Al momento de preguntar aquello, pudo sentir como el castaño se tensaba en el abrazo y comenzaba a mover la cabeza en negación…

-       No…no…

-       Boss…Tsunayoshi-san…dime que sucedió con Mukuro-sama, sé que algo fue lo que hizo ¿Qué? – dijo ella separándose del castaño y sujetando las manos de este entre las suyas.

-       El… - ella pudo ver la duda, el miedo…

-       Lo que sea que me digas, no saldrá de esta aviación, jamás lo repetiré, quedará entre tu y yo…

Ella veía con suma claridad el miedo que Tsuna tenia, la duda que cruzaba todos sus gestos, la incertidumbre entremezclada con la vergüenza ¿Vergüenza a que? ¿De que? Era lo que se preguntaba Chrome en este momento…

-       Después…después de que me ayudaras a sacarlo de la prisión…- comenzó a contar, la ilusionista atenta a cada palabra del castaño – estuvo durmiendo como un día completo…cuando despertó…seguía siendo el mismo, pensé que había cambiado…pero…- se detuvo – recordé lo que habías dicho, Mukuro seguía igual, dijo que aunque pasaran 10 años jamás cambiaría…sus palabras me enojaron…me dijo que yo bien sabia porque había aceptado ser mi guardián…

-       Para… - intentó decir Chorme, ella también lo sabía a la perfección.

-       Exacto…- le interrumpió Tsuna…- me enfureció su actitud y sus palabras, porque estas eran él...Mukuro no había cambiado, y nunca lo haría…antes de que nos diéramos cuenta, estábamos discutiendo…luego peleando, la adrenalina del momento se nos fue a la cabeza…- el castaño desvió la mirada levemente sonrojado, Chrome enarcó una ceja ante esto….- todo se salió de control…-  la chica abrió sus ojos en sorpresa, entendiendo que es lo que había sucedido.

-       Ustedes…

-       Nos acostamos – fue la escueta respuesta del castaño.

-       Dios…- soltó la joven ilusionista…si bien estaba sorprendida, supo de inmediato que no era solo eso, había algo mas – No fue eso, por como lo dices fue mutuo…

-       Lo fue – el sonrojo en el castaño se hizo mas evidente, para luego desaparecer por completo, dejándole con una palides que preocupo a la chica… - Ayer…él….no se como, simplemente apareció aquí…simplemente apareció… - Tsuna comenzó a ponerse nervioso – Mukuro…él…él…

-       ¿Qué hizo?

-       Me…me…- Tsuna sujetó la polera que llevaba puesta y la levantó un poco, para que así Chrome pudiera ver el piercing que ahora llevaba en su ombligo, la chica abrió sus ojos en sorpresa, sorpresa que se vería superada por las palabras que el castaño estaba apunto de decir – El me violó – dijo de golpe

-       ¿¡Que!? – soltó Chrome poniéndose de pie de la pura impresión, la puerta de la habitación había estado entreabierta, ninguno de los dos lo había notado, en el umbral de esta apareció Gokudera el cual se quedo a medio camino sin saber si entrar por completo a la habitación o no, sin querer creer que lo que había escuchado.

-       ¿¡Que ese bastardo le hizo que al décimo!? – gritó recuperándose del shock inicial y acercándose a la cama a paso agigantados

-       ¡Calma! – gritó Chrome, mientras Tsuna se tapaba los oídos con las manos, cerrando sus ojos con fuerza, no queriendo ver si escuchar lo que sucedía…

-       ¡¡¿¿Cómo quieres que me calme??!! ¡¿Cómo pretendes que o haga?! ¿¡Como permitiste que esto sucediera!? – continuó gritando Gokudera, dirigiendo toda su ira ala ilusionista - ¡¡No se suponía que tu podías mantenerle al margen!! ¡¡Que nunca podría hacer algo como esto!! ¡¿Cómo pudo hacerlo?!

-       Yo…no pude detenerlo…no lo sabía – le respondió la chica en voz baja, buscando calmarse para así no volver a gritar, gritar no llevaría a absolutamente nada - ¡Si lo hubiese sabido hubiese hecho algo!

-       ¡¿PORQUE NO LO HICISTE?!

-       Porque…

-       ¡¡Porque el esta libre!! – gritó Tsuna para sorpresa de los dos – Chrome no habría sabido…estando libre, no habría tenido como saberlo… - soltó esto ultimo casi en un susurro.

-       ¿Cómo? ¿Cómo sucedió eso? – Gokudera estaba estupefacto.

-       ¡¡Yo le liberé!!

-       Oh mierda…- fue lo único que pudo decir Chrome, si ya las cosas estaban descontroladas, ahora simplemente se irían al demonio.

-       -Chro…Chrome….podrías… ¿Podrías cerrar la puerta por favor? – pidió el castaño en vos baja, sin querer levantar la mirada para mirar a cualquiera de sus guardianes, Gokudera no despegaba la vista de este, a la espera de una respuesta, o de alguna palabra en absoluto

-       ¿Décimo? – inquirió Gokudera colocándose de pie junto a la cama de Tsuna, justo al lado de el, Tsuna no le miró.

-       Lo siento…lo siento…lo siento tanto…- comenzó a disculparse, mientras sus ojos se llenaban de lagrimas – Sé que no debí…pero debía hacerlo…debía hacerlo…

-       ¿Por qué?

-       No lo sé, simplemente no lo sé…

Gokudera soltó un largo suspiro y miró a Chrome, sabiendo de inmediato que si alguien había ayudado al jefe Vongola a liberar a Rokudo Mukuro, ese alguien no podía ser otra persona que ella…

-       No permitiré que se acerque a ti nunca mas…

-       Gokudera-kun…

-       Es definitivo…- dijo con voz seria.

-       Los otros…- comenzó a decir Chrome, de inmediato Tsuna levantó la mirada y clavó sus ojos cafés en la ilusionista.

-       ¡¡No pueden saberlo aun!! – exclamó Tsuna lleno de pánico, el solo imaginar que toda la familia supiera lo que le había sucedido, lo que el mismo había provocado, lo que el había hecho…

-       Lo sabrán…y matarán a Mukuro… - dijo el peligris desviando la mirada.

-       Lo se…- fue la escueta respuesta del castaño.

-       Entonces ¿Por qué? ¿Por qué no decirles ahora? ¿Por qué defender a quien te ha hecho daño?

-       No lo se…no lo se…

Fin Capitulo 5.

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