19 de octubre de 2011

"Insatiable" Capitulo 9

Publicado por Ororo
Aquí esta el Capitulo 9 de "Insatiable".

"Tsuna esta preparado para seguir adelante y dejar atrás todo lo que ha sucedido hasta ahora, esta listo para obedecer lo ordenado por Reborn, pero una pequeña sorpresa cambiara su opinión de manera abrupta. ¿Que hacer cuando alguien arriesga su vida para salvarte? Tsuna toma una decisión en el momento, sin saber que todo esto traerá grandes consecuencias para toda la familia."

Espero que disfruten el capitulo.

Ororo.




Insatiable

Capitulo 9: “Con una bala.”

La mañana había llegado y con ella, el cielo completamente encapotado por las nubes grises, unas tímidas gotas de agua anunciaban la inminente lluvia, la tormenta que se avecinaba, la que no solo parecía significar un acontecimiento climático.

Todos los guardianes se encontraban en pie, completa y enteramente despiertos, incluyendo al pequeño Lambo y al mismo jefe Vongola. Esta era una mañana importante, nada podía salir mal, todo había sido fríamente calculado, cada detalle había sido vigilado y estudiado.

-       ¿Esta todo empacado? – interrogó Gokudera al jefe Vongola, Tsuna levantó la mirada para encontrarse de frente con los ojos claros de su consigliere, podía ver la preocupación en su viejo amigo.

-       Si – le respondió a Gokudera, mientras extendía la mano que llevaba sujeta de Lambo a la joven ilusionista, la que tomó la mano del niño con una sonrisa en los labios.

Todos los guardianes se encontraban reunidos en la sala de la suite de Tsuna, a la espera de que llegara el aviso de que todo estaba listo para comenzar con el traslado, algunos demostraban mas su nerviosismo que otros, el mas claro de ellos era Gokudera, el que revisaba su reloj cada tantos segundos para luego asomarse por la ventana de la habitación, mas de una vez el castaño escuchó a Yamamoto intentar calmar al peligris.

-       Hayato, ¿Por qué no te sientas? Me estas poniendo nervioso.

-       Cállate – le había respondido todas las veces el consigliere a su pareja, el cual simplemente había soltado un suspiro y regresado a su lugar apoyado en una de las paredes cercanas, viendo a Gokudera caminar de un lado para otro.

De repente la puerta de la habitación se abrió y por esta entró Lussuria seguido de cerca por el joven Spanner, el cual con paleta en mano les saludos a todos con un movimiento de cabeza.

-       Estamos listos – anunció el ingeniero con una media sonrisa, varios pudieron escuchar a Gokudera soltar un “Al fin”, pero decidieron ignorarlo en pos de escuchar que es lo que tenia que decir el adolescente – la casa se encuentra del otro lado de la ciudad, nos iremos en tres vehículos, encabezados por un cuarto conducido por algunos guardaespaldas y un quinto también con guardaespaldas cerraran la caravana.

-       En el vehiculo de en medio irán el Décimo, Yamamoto y yo – indicó Gokudera, al fin informando todo lo que debía informar – en otro irán Hibari, Chrome y Lambo – los tres asintieron ante la mención de sus nombres – y en el vehiculo restante irán Lussuria, Ryohei y Spanner – los cuales también asintieron.

-       Entonces, ya que estamos todos listos, es hora de partir – anunció Spanner – Los vehículos esperan abajo.

Tras esas ultimas palabras del ingeniero, todos se encaminaron hacia la salida de la suite, en el pasillo algunos discutían una cosa y otra, Tsuna no podía dejar de pensar en Mukuro, en el sueño de la otra noche, en las palabras de este, en todo lo que eso podría haber significado, si es que significaba algo. El castaño soltó un suspiro y movió la cabeza en gesto negativo, no debería estar pensando en todo aquello ¿Cuándo dejaría el asunto de Mukuro en paz?

Pero Tsuna no era el único que parecía tener la cabeza en otro sitio, Dokuro Chrome, quien caminaba unos pasos adelante del mismo jefe Vongola, llevando de la mano al joven guardián del trueno, no podía dejar de pensar en lo dicho por Chikuza, ¿¡Como es que Mukuro se había ido!? ¿¡Es que acaso pensaba encontrarse con Tsuna nuevamente!? ¡¿Que demonios estaba pensando?! Sin saberlo, ella y Tsuna estaban pensando en la misma persona, aunque en cosas que de cierta manera eran distintas, pero al mismo tiempo iguales.

-       ¿Estas bien? – escuchó que Lambo le preguntaba, ella le miró y le sonrió de medio lado, los niños a veces eran tan perceptibles de estas cosas, y  a veces, Lambo parecía serlo aun mas.

-       Si, estoy bien – le respondió la ilusionista con voz suave - ¿Por qué lo dices?

-       Te ves preocupada – Si, mas perceptible de lo normal.

-       Si, lo estoy un poco.

-       No hay de que preocuparse, todo saldrá bien – le dijo el joven guardián con su usual optimismo.

-       Ojala…ojala.

Sin mucha demora llegaron al vestíbulo del hotel, para luego distribuirse en los vehículos tal como les habían indicado Spanner y Gokudera, el ultimo en subirse al auto respectivo fue este ultimo, el que se preocupo de dirigir todo con cuidado y detalle.

-       Todo estará bien Hayato – le dijo Yamamoto a su pareja una vez que el vehiculo partió hacia la casa preparada por Spanner.

-       Eso no puedes saberlo – le regañó el peligris cruzándose de brazos, Tsuna sonrió de medio lado ante la situación, algunas cosas parecía que no cambiarían nunca.

-       Yo creo que Yamamoto-kun tiene razón – opinó el castaño con firmeza – Con todas las precauciones que han tomado tu y Spanner-kun, no creo que algo pueda salir mal – completó, a lo que su consigliere soltó un largo suspiro.

-       Quizás tenga razón Décimo, pero con estas cosas nunca se puede saber.

Mientras tanto en el vehiculo que compartían Hibari, Chrome y Lambo, la chica marcaba con su celular el numero del celular de Mukuro, Hibari notando la insistencia no pudo evitar enarcar una ceja ante peculiar actitud de la joven Dokuro ¿A quien llamaba la chica con tanto ahínco?

-       Por favor, contesta – susurraba para si misma, mientras miraba por la ventana, los edificios y las calles pasaban una tras otra, Lambo le miraba con curiosidad, con sus grandes ojos verdes.

-       ¿Sucede algo? – le preguntó Lambo con ojos curiosos, sin poder aguantarse la incertidumbre ¿A quien llamaba Chrome?

-       Shhh – hizo el gesto para que el niño guardara silencio justo en el momento que escuchaba que contestaban del otro lado de la línea -  ¡¡Pero que demonios haces!! – fue lo primero que dijo la chica, intentando mantener la voz baja.

-       “¿Sucede algo Chrome-chan?” – pudo escuchar la voz sedosa de Mukuro del otro lado, haciéndose el desentendido, la chica achicó la mirada ante esto.

-       ¡No te hagas el loco conmigo! – le regañó ella intentando de controlar su enojo y su voz – ¿Dónde estas? – interrogó de inmediato.

-       “Cerca”

-       ¡Oh no! Tu sabes que pasará ¿No es así? ¡No puedes hacer esto! – no podía decir mucho estando Hibari en el mismo automóvil que ella, pero sabia que el otro ilusionista entendía a la perfección a lo que se refería con sus vagas palabras.

-       “Si, lo se” – le respondió – “Pero necesito verlo”

-       No cometas un error, por favor, podemos intentarlo de otra manera – la voz de Chrome ahora estaba cargada de preocupación. Sin importar cuantos errores cometiera el mayor, ella se preocupaba por el, aunque supiera a la perfección de que este puede cuidarse solo, pero es que a veces hacia estupideces una tras otra, lo mejor era intentar evitar eso, aunque fuese una batalla perdida.

-       “Ya estoy cerca” – esas fueron las ultimas palabras del mayor antes de cortar la llamada.

-       Mierda – susurró Chorme guardando su celular en su bolsillo.

-       Dokuro Chrome – escuchó que le decía Hibari, ella levantó la mirada con firmeza y miró al mayor con seguridad.

-       ¿Si?

-       ¿Hay algo que quieras compartir? - Inquirió el, a lo que la chica achicó la mirada con cuidado.

-       Algo que debo discutir con el Décimo.

-       ¿Esta Rokudo Mukuro involucrado en todo esto?

-       No tienes porque saberlo – le respondió ella – puedo lidiar con esto sin problemas.

-       Así veo – respondió él, sin una gota de sarcasmo en la voz, Chrome enarcó una ceja ante esto – ¿Es una amenaza? ¿O un peligro? – cuestionó con cuidado.

-       No – dijo ella con voz segura – Ninguna, por ahora.

-       Esta bien.

Y el automóvil se detuvo, Hibari y Chrome intercambiaron unas miradas antes de abrir la puerta y salir, de inmediato dos hombres les recibieron con paraguas en las manos, había comenzado a llover con fuerza, ambos pudieron ver que los otros habían bajado de sus respectivos vehículos, todos a excepción de Tsuna, el cual aun seguía dentro del suyo.

Todos los autos se habían detenido frente a la puerta exterior de lo que parecía ser una amplia casa, las puertas se abrieron y por esta varios hombres de negro salieron para así comenzar a entras las cosas. Tomando en cuenta la lluvia, tardaron un poco más de lo previsto en dejar todo en el interior de la casa, pero una vez que pareció estar todo en orden, Spanner indicó que lo mejor era que Tsuna entrara a la casa ahora.

-       Décimo – llamó Gokudera abriendo la puerta del vehiculo – Vamos.

El joven jefe Vongola asintió y salio del automóvil quedando de pie bajo un paraguas que sostenía un hombre de traje, Gokudera comenzó a caminar adelante del castaño, guiándole, fue allí que Tsuna sintió algo extraño, un algo que conocía perfectamente.

-       Dije que te encontraría – los ojos castaños de Tsuna se abrieron en sorpresa al reconocer la voz, volteándose solo un poco para mirar a la persona que sostenía el paraguas para el, mirando esos ojos y ese rostro que no conocía, sabiendo de inmediato que aquel rostro que miraba era solo una ilusión, una que ocultaba una verdad algo mas sombría y unos ojos bicolor.

-       ¿Mukuro? – inquirió con voz suave.

-       Exacto – le respondió sonriendo de medio lado.

-       ¿Sucede algo Décimo? – interrogó Gokudera, notando que Tsuna se había detenido.

-       Cuidado con lo que vayas a decir – le advirtió  el guardián de la niebla en voz baja, para que solo el castaño le escuchara.

-       Por favor no hagas algo estúpido – fue lo único que le pudo decir.

Después de eso…todo sucedió demasiado rápido.

Alguien mas aparte de Mukuro había seguido a la familia Vongola, de repente y al parecer de la nada, salieron varios hombres vestidos con trajes, los cuales les rodearon en pocos segundos, los guardianes reaccionaron, pero no lo suficientemente rápido, dos disparos resonaron antes de que Yamamoto detuviese al portador de dicha arma.

-       ¡¡No!! – se escuchó un grito resonar.

-       ¿¡Décimo!? – Gokudera y Chrome gritaron al unísono al reconocer la voz que había gritado segundos atrás. Se había formado un circulo alrededor de  Tsuna, el cual para sorpresa de muchos estaba en el suelo, arrodillado, y en su regazo, Mukuro.

Un charco de sangre comenzaba a mezclarse con el agua de la lluvia, el paraguas que les había estado cubriendo yacía olvidado a un lado, Tsuna tenia una herida en el brazo, una bala le había rozado, la otra había ido a parar a Mukuro, el cual apenas y tenia los ojos abiertos, sus ropa poco a poco se manchaba de sangre.

-       ¿Por qué lo hiciste? – interrogó el castaño casi al borde de las lagrimas, los demás guardianes no sabían como reaccionar ante todo esto, había pasado demasiado rápido, demasiado - ¿Por qué me protegiste?

-       Solo yo…- dijo con voz trabajada – Solo yo….puedo tener tu vida…- y tras eso cerró sus ojos bicolor.

-       ¡¡Oh no!! ¡¡Por Dios no!! – exclamó Tsuna notando que el mayor había perdido la conciencia.

-       ¡¡Hay que llevarle adentro!! ¡¡De inmediato!! – exclamó Gokudera con firmeza - ¡¡Yamamoto!! ¡¡Llama a un medico enseguida!! – ordenó

-       De inmediato

Sin perder tiempo entraron al herido guardián y lo acomodaron en una de las habitaciones. La lluvia resonaba con fuerza en los cristales de las ventanas.

-       Dios…Dios…- era lo único que podía decir Tsuna, Chrome le había llevado a otra de las habitaciones y le insistia que se cambiara de ropa, el castaño no paraba de mirarse las manos cubiertas de la sangre de su guardián.

-       Boss…debemos ver esa herida – le decía la chica con la voz calmada, intentado no mostrar lo que estaba sintiendo en ese preciso momento.

-       Mukuro…Mukuro…- susurraba una y otra vez, hasta que sin mas sus rodillas no pudieron soportar su propio peso y cayó al suelo, Chrome se arrodillo junto a el.

-       El estará bien, el es fuerte, estará bien, estará bien – le decía ella mientras le abrazaba utilizando esas palabras para autoconvencerse de ello también – El estará bien….

Ambos estaban mojados y Tsuna aun estaba cubierto de sangre, su propia herida al descubierto sangraba copiosamente, pero ninguno de los dos podía pensar en otra cosa, sus cabezas estaban en la habitación con el guardián de la niebla, a la espera…


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La noche había caído, y del cielo no paraba de caer la lluvia, nadie había podido descansar, quizás Lambo por unas pocas horas, pero el mismo no había podido soportar la ansiedad, varias veces había intentado entrar en la habitación en donde estaba Tsuna, pero Gokudera le había detenido todas las veces. Chrome se había quedado junto al joven Vongola lo suficiente como para que este se cambiara de ropa, se limpiara y vendara la herida, pero más allá de eso, nada. El castaño parecía estar en un trance en donde solo podía repetir el nombre de Mukuro y mirarse las manos, casi como si aun estuviesen cubiertas por la sangre de su guardián.

-       ¿Ha dicho algo el medico? – interrogó Yamamoto sentado en un sofá de la sala, lugar en el cual todos, o por lo menos la mayoría de los guardianes se encontraban reunidos. Hibari y Ryohei no estaban allí.

-       Nada…- le respondió Gokudera pasándose una mano por su cabello plateado.

-       Ya deberíamos saber algo ¿No es así? – inquirió Chrome, la pobre chica caminaba de un lado a otro – Si algo malo hubiese sucedido lo sabríamos ¿No es así?- se podía ver en el rostro de la ilusionista la preocupación, la duda, la incertidumbre.

-       ¿Puedo ir a ver a Tsuna? – interrogó el mas joven de los guardianes clavando sus ojos verdes en Gokudera, el cual tras un largo suspiro asintió.

-       Esta bien.

Lambo se puso de pie de donde había estado sentado y se encaminó por el pasillo hacia la habitación que ocupaba Tsuna, solo para encontrar la puerta abierta y la recamara vacía.

-       ¿Tsuna? – inquirió el niño en voz baja, peor nadie le respondió, iba a regresar a la sala, cuando escucho un sollozo, un llanto casi imperceptible proveniente de otra habitación en el mismo pasillo, el pequeño guardián del trueno enarcó una ceja y siguió el sonido hasta detenerse frente a una puerta entre abierta, con cuidado y lo mas silenciosamente posible la abrió, encontrándose con que era la habitación en donde estaba Mukuro. La luz iluminaba todo, Tsuna estaba de pie junto a la cama en donde descansaba Mukuro, mientras un medico veía la herida del mayor.

-       ¿Cómo esta? – logró preguntar el castaño tragándose su llanto y secándose las lagrimas.

-       Tiene la bala atascada en el hombro – le respondió el medico sin preámbulo alguno. El guardián de la niebla tenia los ojos cerrados, pero su rostro mostraba el dolor que debía estar sintiendo, su hombro sangraba copiosamente mientras el medico limpiaba la herida.

-       ¿Va a sacar la bala? – inquirió el menor con voz algo temblorosa acercándose a la cama lo suficiente como para tocar con sus piernas el borde de esta.

-       Debo sacarla, o sino la herida no cerrará y podría morir desangrado – los ojos castaños de Tsuna se llenaron de lagrimas ante esto, cuando de repente una mano de Mukuro se movió y sujetó la suya.

Abriendo sus ojos bicolor con dificultad, miró al castaño fijamente, el cual acabó sentándose en el borde de la cama, del otro lado en donde estaba el hombro herido y el medico en cuestión.

-       Suceda lo que suceda…- comenzó a decir el mayor con voz dificultosa – No hospitales – le dijo sin soltar su mano – No hospitales…

-       No hospitales – le respondió el menor quitando un mechón de cabello del rostro de Mukuro, en un gesto delicado y cuidadoso – No dejaré que nadie de aleje de mi lado – le dijo con una sonrisa de medio lado.

-       Una bala no me alejara de tu lado – le devolvió el mayor, cerrando sus ojos con fuerza cuando el medico comenzó a abrirse camino en la herida para poder extraer la bala.

-       Quédese a su lado – le dijo el medico a Tsuna – su presencia le distrae un poco del dolor.

-       Esto no es nada – soltó Mukuro, igualmente aguantándose un quejido de dolor que quiso escapar de sus labios.

-       Todo estará bien…- le aseguró Tsuna.

-       Todo estará bien – se escuchó otra voz decir, el castaño desvió la mirada para así encontrarse con Lambo, el cual con pasos lentos se acercó hasta estar a su lado.

-       ¿Qué haces aquí Lambo? – interrogó el jefe Vongola en un susurro suave, sin soltar la mano de Mukuro, desviando la mirada para ver a su guardián de la niebla.

-       Vengo a acompañarte – le respondió Lambo, sabiendo que lo que sea que pudiera decir a continuación, el castaño no le escucharía.

Y tal como había pensado el pequeño guardián, Tsuna se sumergió en ver a Mukuro, acarician su mano, susurrar palabras suaves, asegurarle que pasara lo que pasara todo estaría bien.

Tras casi una hora en la que el medico trabajo en la herida del mayor, este finalmente pudo anunciar que había terminado.

-       Quizás se encuentre un poco débil durante algunos días, perdió mucha sangre – le informó el medico a Tsuna, el cual al ver la bala descansando en un pañuelo no pudo evitar soltar un suspiro de alivio ¿Cómo algo tan pequeño puede causar tanto daño?

-       Entonces, ¿Ahora solo tiene que descansar? – inquirió el castaño.

-       Si, solo eso – terminó el medico mientras juntaba sus cosas y las guardaba en el maletín que traía consigo.

-       Por favor, dígales que todo esta bien  y que no vengan – ordenó Tsuna, refiriéndose a sus otros guardianes, sabiendo que el medico seria interrogado al salir.

-       Por supuesto Décimo – le respondió el medico haciendo una leve inclinación y saliendo de la habitación.

De esta manera solo quedaron Mukuro, Tsuna y Lambo en la recamara del primero.

-       Yo me quedare aquí – comenzó a decir el castaño con voz suave, mirando a su guardián mas pequeño – puedes irte a descansar.

-       Pero…

-       Ve a descansar Lambo…- dijo de manera terminante

-       Esta bien – le respondió casi a regañadientes – Pero mañana seré el primero que venga a verte – dijo con firmeza para luego salir de la recamara, dejando a los dos finalmente solos.

El silencio les inundó durante varios minutos, en donde Tsuna simplemente se limitó a mirar al mayor.

-       Aun no puedo entender como es que a pesar de todo estoy aquí…preocupado por ti – susurró Tsuna cerrando un segundo sus ojos castaños – Aun no puedo entender del todo el porque me salvaste…no entiendo…- de repente la mano de Mukuro apretó la de Tsuna, indicándole que estaba despierto, sus ojos bicolor se abrieron de inmediato, pero con lentitud.

-       Creo haberte dicho porque – le respondió el mayor con la voz trabajada y algo rasposa.

-       Si, lo dijiste.

-       No veo entonces que es lo que no entiendes

-       ¡No entiendo porque me salvaste después de lo que me hiciste! – le regaño Tsuna con voz cargada de cansancio, como si esta fuera una discusión demasiado repetida, demasiado desesperante.

-       - Mukuro guardó silencio sin saber que responder a eso…el menor ya se había rendido a recibir una respuesta cuando el mayor finalmente habló – No lo sé…simplemente no lo se… - el castaño soltó una risita suave.

-       Me lo imaginaba – el joven jefe Vongola se iba a poner de pie para retirarse de la habitación, cuando la voz de su guardián le detuvo.

-       Quédate.

-       No creo que sea inteligente hacerlo.

-       Quédate.

-       Mukuro.

-       Quédate – Tsuna soltó un suspiro y volvió a sentarse en el borde de la cama.

-       Eres bastante insistente.

-       Lo se.


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A la mañana siguiente a primera hora todos los guardianes estaban en pie y alerta, todos reunidos en el comedor, tomando su desayuno.

-       ¿Qué haremos con Rokudo Mukuro? – interrogó Hibari pasando la mirada por los presentes para luego depositar sus ojos oscuros en Gokudera.

-       ¿¡Como que que haremos!? – inquirió Chrome mirando desafiante al guardián de la nube – Esta herido, no es una amenaza – dijo ella firmemente.

-       Tu bien sabes que podría serlo – le respondió el consigliere, viendo como la joven se cruzaba de brazos y le miraba.

-       Lo sé, pero él no será amenaza alguna – le respondió ella con decisión y completa seguridad.

-       ¡Por supuesto que lo será! – exclamó Gokudera poniéndose de pie y apoyando sus manso en la superficie de la mesa.

-       ¡Por supuesto que no! – exclamó la ilusionista de vuelta, imitando al consigliere y mirándole con reproche.

-       Buenos días – se escuchó la voz de Lambo, el cual aparecía por la puerta y se sentaba junto a la enojada Chrome.

Solo algunos de los presentes le devolvieron el saludo al menor de los guardines, el cual ya no se molestaba por insistir con esta clase de cosas, así que simplemente seguía  a lo suyo, aunque no pudo evitar notar la situación, el rostro enojado de la ilusionista, el ambiente tenso, algo no estaba bien. Chrome se sentó algo mas calmada, para luego mirar al joven de ojos verdes.

-       ¿Quieres jugo o leche? – le preguntó la joven en un susurro, dándole una calida sonrisa, la que no podía compararse con el rostro que había mostrado hace solo segundos atrás.

-       Jugo – le respondió el chico de ojos verdes con voz suave - ¿Dónde esta Tsuna? – le preguntó a Chrome en un susurro.

-       Debe seguir durmiendo – le respondió mientras le servía jugo en un vaso.

-       Debe seguir con Mukuro – soltó como si nada el menos, a lo que Chrome enarcó una ceja.

-       ¿Con Mukuro-sama?

-       Anoche se quedó con el, quizás paso la noche allí.

-       Ah – la ilusionista sabía que si Gokudera decidía ir a despertar a Tsuna y descubría que este no se encontraba en su habitación, lo mas probable es que se armara la grande, así que lo mejor era evitar que eso sucediera.

Así que sin levantar sospechas la chica se puso de pie y se encaminó por el pasillo hacia la habitación de Mukuro, sin siquiera llamar a la puerta, decidió abrirla, al hacerlo se encontró con que en la cama Mukuro dormía, y a su lado con la cabeza apoyada en el hombro sano del mayor, dormía Tsuna, este se había quedado dormido sobre las sabanas, en su rostro se podía ver una expresión de calma.

¿Cómo es que podía estar calmado? Más aun después de todo lo que había sucedido, todo lo que los dos habían vivido, la chica simplemente no podía entenderlo.

Sin mas pensamientos confusos, Chrome simplemente dibujo una leve sonrisa mientras se acercaba con pasos lentos a la cama, algunas veces no podía evitar pensar que a pesar de todo, estos dos estaban destinados a estar juntos, a pesar de todas las cosas. Una vez que estuvo junto a Tsuna, colocó una de sus manos en el hombro de este y le zarandeó levemente.

-       Tsunayoshi-san – le llamó suavemente – Tsunayoshi-san.

-       ¿Mmm? – le respondió removiéndose y abriendo poco a poco sus ojos castaños.

-       Tsunayoshi-san ya es de día – le dijo ella con cuidado.

-       ¿Chrome-san?

-       Si, soy yo – le informó la ilusionista – El desayuno espera.

-       ¿Mukuro? – interrogó, a lo que Chrome soltó una risita suave.

-       A su lado Boss.

-       ¿Ah? – Tsuna desvió la mirada y al fin notó que había estado durmiendo casi sobre el mayor, la chica no pudo evitar sonreír ampliamente al notar como el castaño se iba poniendo rojo de vergüenza. Con cuidado se levantó de la cama y comenzó a alejarse de ella.

-       ¿Durmió bien? – no pudo evitar preguntar con una sonrisa en los labios, el castaño le miró, se colocó un poco mas rojo y comenzó a caminar rumbo a la puerta, para luego salir de la habitación en donde dormía Mukuro, y en donde peculiarmente había pasado la noche, para así

-       ¿Podrías decirle a alguien que me traiga el desayuno a la habitación? – interrogó el castaño deteniéndose ahora en la puerta de su propia habitación, Chrome a su lado asintió sin dejar de sonreír.

-       ¿A su habitación o a la de Mukuro-sama? – inquirió la ilusionista.

-       ¡Chrome!


Fin Capitulo 9.

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