6 de junio de 2012

"Insatiable" Capitulo 12

Publicado por Ororo
Aquí esta el capitulo 12 de "Insatiable"

"El silencio les envolvió mientras ambos trabajaban en los papeles, concentrados en cada una de las palabras, revisando, remarcando los datos importantes, están ensimismados en su trabajo, cuando de repente comenzó a escucharse una música lejana…Al principio ambos la ignoraron en pos de seguir con lo que estaban haciendo, pero fue Tsuna el que no pudiendo aguantar su curiosidad levantó la mirada de lo que hacia."

Ororo.

“Insatiable”


Capitulo 12: “A un paso del abismo”

Tsuna soltó un largo suspiro mientras repasaba los papeles que tenia frente a si, era  información importante de las investigaciones de su guardián de la nube, Hibari Kyoya, las box weapon, el progreso en esta área armamentista era simplemente impresionante y rápido, a eso se le sumaba el hecho de que los informes de su guardián de la nube siempre eran exquisitamente detallados, lo que en cualquier otro momento hubiese sido ideal, pero que ahora simplemente le estaba dando un insistente dolor de cabeza.

-       ¿Esta bien Boss? -  escuchó la voz de Chrome, el castaño levantó la vista para mirar a la joven ilusionista.

-       Si, es solo que todo esto es tan detallado que comienza a dolerme la cabeza – le dijo intentando no darle mayor importancia al hecho, pero fallando miserablemente, ya que la joven le miraba atentamente con su único ojos visible.

-       Déjeme ayudarle entonces -  dijo ella tomando una pila de documentos del escritorio y sentándose en uno de los sofás, dejando los papeles sobre la mesa de centro.

-       Muchas gracias.

-       No hay de que.

El silencio les envolvió mientras ambos trabajaban en los papeles, concentrados en cada una de las palabras, revisando, remarcando los datos importantes, están ensimismados en su trabajo, cuando de repente comenzó a escucharse una música lejana…Al principio ambos la ignoraron en pos de seguir con lo que estaban haciendo, pero fue Tsuna el que no pudiendo aguantar su curiosidad levantó la mirada de lo que hacia.

-       ¿Qué será eso? -  inquirió mirando a  la ilusionista.

-       No lo se – dijo ella poniéndose de pie y escuchando con atención – Parece venir del pasillo – soltó ella.

-       Eso parece – le respondió Tsuna dejando los papeles sobre el escritorio y acercándose a la puerta, Chrome siguiéndole de cerca.

Ambos salieron de la oficina, siguiendo el sonido de la música, hasta llegar al balcón interior que daba directamente al vestíbulo, sus ojos castaños se abrieron en sorpresa al ver lo que sucedía en el vestíbulo. 

-       Oh…Mukuro-sama – soltó Chrome casi en un  susurro, colocándose junto a Tsuna en la baranda.

En el medio del vestíbulo estaba Mukuro y rodeándole un precioso paraíso de flores. Maravillosas flores de colores por doquier, enredaderas de intrincados detalles, todo tan verde, tan hermoso.

-       Es hermoso – soltó Tsuna maravillado con todo lo que veía, Mukuro tenia una sonrisa calmada en el rostro, mientras sus manos se movían como si guiaran una hermosa sinfonía imaginaria. – Son ilusiones ¿No es así? – inquirió el castaño mirando a Chrome, la que a su vez asintió con un movimiento de cabeza.

-       Si…pero son ilusiones perfectas – explicó ella con voz suave - Para cualquiera son tan reales como la naturaleza misma que esta fuera de la mansión.

-       Yo podría ver a través de ellas – Soltó el analizando y entendiendo las palabras de la ilusionista.

-       Así es – le respondió ella, después de todo el era una de las únicas personas que no era ilusionista que gracias a su propia habilidad podía ver a través de las ilusiones.

-       Pero no quiero -  le dijo volviendo la mirada hacia Mukuro – No quiero dejar de ver esto…es hermoso…- Chrome sonrió ante las sinceras palabras de su jefe, de repente, el se volteó para mirarle atentamente - ¿También puedes hacer eso? – inquirió curioso, Chrome le miró algo sorprendida por la pregunta.

-       Si – le respondió ella moviendo la mano y mostrándole al castaño como una preciosa flor de loto aparecía en la palma, Tsuna podía incluso oler el exquisito aroma de la flor que ella le mostraba.

-       Es hermosa. – le dijo el castaño maravillado de la habilidad de ambos ilusionistas.

-       Gracias – fue lo único que pudo decir la chica haciendo desaparecer la flor en su mano, Tsuna nuevamente parecía concentrado en algo, Chrome le miró atenta.

-       ¿De donde viene la música? – se pregunto el castaño notando que no había ningún dispositivo de música cerca.

-       Creo que Mukuro-sama la esta creando – le respondió ella escuchando la música con atención.

-       ¿Se puede hacer eso? – Tsuna le miró sorprendido.

-       Nuestras ilusiones están hechas para engañar todos los sentidos. – le explicó la chica con voz suave.

-       Todos los sentidos – susurró Tsuna.

Sin percatarse una de las enredaderas había acabado por envolver parte de la baranda en donde estaba apoyado Tsuna, el cual se percato de ello cuando una flor apareció cerca de una de sus manos. El castaño clavó sus ojos en la flor, y luego en Mukuro, el cual le miraba con su típica sonrisa de medio lado.

Y de la nada…todo se esfumó, como si no hubiese estado allí desde el principio, dejando al ilusionista de pie en medio del vestíbulo. Tsuna sonrió, la flor en sus manos no había desaparecido.

-       ¡Mukuro! – llamó al mayor desde lo alto, Chrome le miró expectante – Sube un momento a mi oficina.

-       Por supuesto Vongola – le respondió el ilusionista, algo en la forma como dijo su titulo le hizo estremecer de pies a cabeza.

-       Chrome-san ¿Podrías comunicarte con Gokudera-kun desde mi oficina y decirle que suba?

-       Por supuesto -  le respondió ella dibujando una sonrisa en sus labios.


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-       Boss – escuchó la voz de Chrome, el castaño no levantó la vista de los papeles que tenia en sus manos.

-       Tsuna… -  otra voz, la de Yamamoto – No creo que haya sido muy buena idea todo esto..

-       Estoy de acuerdo con Yamamoto-san – dijo Chrome.

-       No hay de que preocuparse – dijo Tsuna levantando la mirada para ver a los dos que estaban frente a su escritorio, notando la ansiedad en sus rostros.

-       Emm, no es por ser exagerada ni nada por el estilo Boss – comenzó a decir la chica mirándole atentamente - Pero enviar a Mukuro-sama con Hibari Kyoya y Gokudera-san…-  se detuvo.

-       Es un poquito arriesgado – continuó Yamamoto haciendo especial énfasis en el poquito. Era mas que obvio que toda esta situación era demasiado riesgosa.

-       Yamamoto-san tiene razón, los tres no se llevan muy bien que digamos, podrían suceder…- ella se detuvo, como buscando una palabra especifica – percances…

-       Tsuna…- el espadachín le miró -  van a matarse.

-       Tengan fe en ellos – dijo Tsuna sonriéndoles, intentando darles algo de calma.

-       Mas bien fe en su autocontrol – se escucho una nueva voz, Reborn entró a la oficina cerrando la puerta a su espalda -  Tsuna hizo bien, tarde o temprano ellos tendrían que aprender a trabajar juntos.

-       Aunque eso no quita el hecho de que vayan a acabar dándose de golpes – soltó el moreno espadachín con una sonrisa divertida en los labios.

-       No creo que sea gracioso -  soltó Chrome sin saber si realmente toda esta situación era graciosa o no.

-       Vamos Chrome, piensa positivo – le dijo Yamamoto sonriéndole.

-       Lo intentare – le respondió la ilusionista, justo cuando acababa de decir eso, se pudo escuchar con total claridad el sonido de una explosión.

-       Oh demonios – susurró Tsuna llevándose una mano a la frente, Chrome y Yamamoto intercambiaron unas miradas preocupadas.

-       ¡¡Tsuna!! – el castaño pudo escuchar que alguien le gritaba desde el pasillo - ¡¡Tsuna!! -  el joven jefe reconoció la voz como la de Lambo, el cual irrumpió en la oficina con una sonrisa de oreja a oreja, el jefe Vongola pudo notar que el menor llevaba puesto su pijama, ignorando eso decidió tomar atención a lo que el guardián le estaba intentando decir.

-       ¿Qué sucede Lambo? – soltó el castaño con  voz cansada.

-       El vestíbulo esta lleno de humo – dijo sin borrar su sonrisa -  Y Gokudera, Hibari y Mukuro parecen estar a punto de matarse. – soltó finalmente, a lo que Tsuna simplemente soltó un leve gruñido de frustración ¿Por qué siempre todo tenia que reducirse a esto?

-       Boss…Permiso para intervenir -  dijo la ilusionista mirando al castaño, el cual le miro de vuelta.

-       Permiso concedido – le miró – Por favor, cuidado con  la mansión, sale caro estar reparándola constantemente.

-       Por supuesto Boss.

La joven ilusionista salió de la oficina dejando al joven Vongola acompañado de sus guardianes del trueno, de la lluvia y de Reborn. Tsuna notó que Yamamoto no presentaba señal alguna de que fuera a levantarse.

-       ¿No piensas acompañar a Chrome? – inquirió mirando al espadachín.

-       No. Creo que ella puede manejar la situación a la perfección – le respondió el moreno con una sonrisa.

Tsuna sonrió de medio lado, notando como Lambo se sentaba junto a Yamamoto en el sofá e ignoraba, o por lo menos intentaba ignorar al arcobaleno, el cual a su vez parecía hacer exactamente lo mismo. Curioso.

El silencio les rodeó por varios minutos hasta que se hizo escuchar otra explosión, Tsuna clavó sus ojos en el mayor de todos los presentes, el que a su vez enarcó una ceja ante esa mirada.

-       Reborn – dijo con voz seria – Serias tan amable de ir a ver como están las cosas en la entrada.-  el arcobaleno le miro unos segundos.

-       Por supuesto -  respondió con la voz cargada de ironía, una vez que su tutor desapareció tras la puerta, Tsuna pudo notar como su guardián del trueno parecía relajarse, aunque sea un poco.

Ahora que lo pensaba, después del incidente con la bazooka de los 10 años, no había tenido la oportunidad de conversar con Lambo, después de todo el mas joven de sus guardianes se había encerrado en su habitación desde entonces, Tsuna estaba comenzando a preocuparse ¿Quién sabe que pudo haber pasado cuando su pequeño guardián estuvo en el futuro? ¿Quién sabe que pudo haber visto?

-       Lam… - la palabra quedó en sus labios cuando una nueva explosión retumbo por el pasillo.

-       Parece que las cosas están interesantes – comentó Yamamoto como quien no quiere la cosa, el espadachín miro a Tsuna.

Sin previo aviso la puerta de la oficina se abrió de par en par y por esta entró Gokudera, el consigliere tenia algunas heridas leves en el cuerpo, las cuales se notaban a causa de las pequeñas manchas de sangre, pero eso no era lo mas preocupante, era su mirada, sus ojos claros resplandecían con una furia que solo podía compararse con la que Hibari podía llegar a mostrar en sus ojos oscuros.

-       Gokudera-kun ¿Qué sucedió? – inquirió el castaño con voz cargada de cansancio, tenia mas o menos una idea de lo que sucedería ahora, y estaba mas que seguro de que involucrarían gritos de parte de su mano derecha e improperios hacia sus otros dos guardianes.

-       ¡¡Esos bastardos!! ¡¡Son unos estúpidos impulsivos!! – exactamente como Tsuna lo había previsto, sucedió.

-       Porque todo esto no me extraña para nada – soltó Yamamoto con una sonrisa en el rostro, recibiendo una mirada desafiante y enojada de parte del joven jefe Vongola, el que ahora tendría que lidiar con un enojado Gokudera, lo cual por supuesto le tomaría unas pocas horas mas, ¿Cuándo podría descansar al fin?

Todo esto, simplemente le hizo olvidar que aun no hablaba con Lambo, quizás después, cuando no estuviese escuchando las quejas de Gokudera podría recordar que debía hablar con su guardián mas joven y finalmente preguntarle si todo estaba bien, solo si lograba recordarlo, después de todo los gritos del peligris realmente podían hacer olvidar a alguien de cualquier otra cosa.


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Chrome caminaba por el pasillo rumbo a su habitación, acababa de salir de una reunión con Gokudera y lo único que quería era descansar y quizás dormir un poco, tomando en cuenta lo exageradamente obsesivo que era el consigliere, este siempre terminaba por darle un dolor de cabeza, pero por lo menos la chica sabía que el peligris hacia su trabajo a la perfección.

Se había detenido frente a la puerta de su recamara cuando escucho un fuerte ruido de algo cayéndose y luego un quejido, la joven ilusionista se volteó, el ruido provenía de la habitación que estaba justo frente a la suya, la de Lambo. Con una ceja arqueado miró aquella puerta atentamente, como si esperara que algo más se fuera a escuchar.

La chica se alejó de su puerta y se acercó a la que estaba justo en frente, sin saber si realmente quería lidiar con el pequeño guardián ahora, tomando en cuenta que hasta hace tres segundo atrás lo único que quería era sumergirse en su cama y desaparecer, pero bueno ¿Qué mal podría hacerle, después de todo, solo era Lambo? Así que tomando una decisión se detuvo frente a la puerta y levantó la mano para así llamar.

-       ¿Lambo-kun? – llamó con suavidad a la puerta, pasaron unos segundos sin obtener respuesta alguna - ¿Lambo-kun? ¿Estas bien? – volvió a preguntar, hubo un gran silencio antes de que hubiese una respuesta del otro lado de la puerta.

-       ¿Chrome? – se escuchó la voz del menor, pero la chico notó de inmediato algo extraño, la voz de Lambo había sonado levemente diferente.

-       Si, soy yo ¿Puedo pasar? -  preguntó. Tras sus palabras no hubo respuesta alguna, pero si pudo escuchar que el menor dentro de la habitación se movía de un lado a otro, así que optó por quedarse allí esperando. Para su suerte no tuvo que esperar demasiado tiempo, la puerta se abrió escasos minutos después, rebelando a un Lambo en pijama, la chica pudo notar los ojos rojos del pequeño guardián y como parecía su rostro reflejar solo tristeza ¿Había estado llorando?

-       Pasa – dijo haciéndose a un lado.

La habitación estaba bastante desordenada, juguetes, cartas, papeles y armas repartidas por le suelo y la cama, en un escritorio un cuaderno de notar lleno de diagramas y unas cuantas pistolas junto a este, todas ellas completamente desarmadas. Chrome estaba intrigada, la habitación parecía mostrar el paso de la infancia a la adolescencia, la última vez que había estado aquí, habían mas juguetes y menos armas. Esto denotaba el crecimiento, Lambo estaba dejando atrás su infancia y dándole la bienvenida a la adolescencia, con todo lo que ello implicaba.

Lambo se sentó en la silla del escritorio, y le indico a la ilusionista que ocupara el espacio de la cama que no estuviera cubierto de cosas. Apenas se sentó la chica clavo su mirada en el menor, meditando si pregunta ro no que es lo que le sucedía.

-       ¿Qué sucede Lambo-kun? – inquirió finalmente la joven ilusionista, notando como el preadolescente se tensaba ante la pregunta, Chrome enarcó una ceja ante esta reacción, pensando en reformular su pregunta - ¿Sucedió algo? Si no me equivoco llevas demasiado tiempo encerrado aquí ¿Esta todo bien? – allí, los ojos verdes de Lambo se abrieron un poco y luego se clavaron en el escritorio, en algo que había sobre este ¿Era esa una corbata roja? ¿Corbata? ¿Roja?

-       Supiste del incidente con la bazooka de los 10 años sucedido hace unos días atrás – soltó el menor de golpe, la chica le miró sorprendida. Por supuesto que había sabido de aquel incidente, así que todo esto que le sucedía a Lambo tenia que ver con eso.

-       ¿Sucedió algo cuando estuviste en el futuro? – inquirió la ilusionista con una sonrisa de medio lado, 10 años era mucho tiempo ¿Qué podría haber visto del otro lado como para que se hubiese encerrado en su recamara todo este tiempo?

-       Eh~ - Lambo desvió la mirada al suelo, intentando evitar el sonrojo que cubría ahora su rostro, el cual lo chica notó de inmediato.

Un silencio peculiar les envolvió por unos segundos, hasta que de repente Lambo se puso de pie y miró a Chrome con una expresión determinada en el rostro, la ilusionista pudo ver como el menor parecía decidido a preguntar o decir algo, así que espero atenta.

-       ¿Cómo pueden dos hombres tener sexo? - ¿Ah? ¿Dos hombres? ¿Sexo? ¿Ah? ¿¡Ah!? la pregunta le había pillado por completo desprevenida ¿¡Cuantos años tenia este niño!? ¡No debería estar pensando en estas cosas aun! ¡¡No aun!! Chrome se había quedado petrificada sin decir nada, su único ojo visible completamente abierto y clavado en el rostro furiosamente sonrojado de Lambo.

-       ¿Po…porque preguntas esto? ¿Cómo sabes de estas cosas? – no pudo evitar preguntar.

-       Internet…Y Spanner… -  respondió aun furiosamente sonrojado, la chica achicó la mirada.

-       Dios – ese pequeño ingeniero era simplemente una mala influencia para Lambo, con 16 años enseñándole esta clase de cosas al guardián del trueno.

-       Se mas o menos como lo hacen un hombre y una mujer, ¿Pero como lo hacen dos hombres? – y allí, clavó sus enormes ojos verdes en la chica, la que pudo notar el nerviosismo y la curiosidad en esas orbes esmeraldas.

-       Mmm…¿Por qué quieres saberlo? Aun eres muy pequeño para saber esta clase de cosas.

-       ¡No lo soy! ¡Pronto cumpliré 13 años! – le reprochó el otro guardián con enfado en su voz, Chrome soltó un suspiro, Lambo tenia razón, pronto dejaría de ser un niño, por mas que ella no quisiera darse cuenta de ello.

-       Esta bien, esta bien – le respondió ella derrotada – Pero igualmente, ¿Por qué quieres saberlo?

-       Bueno…tiene que ver con lo sucedido con la bazzoka…


-0-0-0-0- Flash Back -0-0-0-0-


Sin haberse percatado, había sido alcanzado por la bala de la bazooka, maldito Spanner y su torpeza para manejar la dichosa arma, quizás no debió habérsela pasado en primer lugar. Pero dejando eso de lado…

Obviamente debiera encontrarse en el futuro, 10 años en el futuro.

¿Dónde estaría en 10 años en el futuro? Hace mucho tiempo que no usaba la bazooka, su futuro ahora era una nebulosa, no sabia que podría estar haciendo en este futuro, todo era una incertidumbre.

Poco a poco el humo que le envolvía fue disipándose, así pudo ver con más claridad lo que le rodeaba. Se encontraba en una habitación, sentado en una cama ¿Una cama? ¿Su futuro yo había estado durmiendo? Las cortinas estaban cerradas, pero se podían ver los rayos del sol intentando entrar por las rendijas entre estas. Pasó sus ojos verdes por su alrededor, notando ropa en el suelo.

-       Pero que desordenado… - soltó el menor justo en el momento que pudo escuchar voces afuera de la habitación, en el pasillo alguien parecía estar conversando con otra persona ¿Era esa la voz de Tsuna? ¿Con quien hablaba? No reconocía la voz del todo.

-       Pero que tenemos aquí – se pudo escuchar una voz varonil y grave, muy cerca de él, al buscar con la mirada encontró que cerca de la cama había una puerta y apoyado en el umbral de esta, con solo una toalla en la cintura estaba Reborn.

-       ¿Re…Reborn? -  soltó el menor apenas, mas que sonrojado al notar el cabello humero y la piel brillante, el arcobaleno venia saliendo de la ducha, del cuarto de baño de la habitación en donde había estado su futuro yo, y donde ahora él se encontraba ¿Qué demonios significaba todo esto?

-       Pero si es Lambo-kun – dijo mientras le miraba como un depredador a su presa, con una sonrisa en sus delgados labios y los brazos cruzados frente a su pecho. – Un pequeño Lambo-kun – susurró corrigiendo su anterior frase.

-       No…No soy pequeño – le respondió nervioso el guardián del trueno.

-       ¿No? – le dijo enarcando una ceja - ¿Cuántos años tienes? – inquirió sin moverse de donde estaba.

-       Casi 13.

-       Casi 13. – repitió Reborn ampliando su sonrisa, se alejó del umbral y sacó unos pantalones limpios de un closet cercano y ropa interior de un cajón ¿Era esta la habitación del arcobaleno? Lambo no alcanzo a cuestionarse nada mas, ya que el mayor sin importarle que el menor estuviese allí, comenzó a vestirse con las prendas de ropa que había sacado, el sonrojo en el rostro del joven guardián simplemente se amplio hasta adquirir un furioso rojo brillante.

Una vez que terminó de vestirse, o por lo menos de ponerse los pantalones, se acercó a la cama y se sentó en el borde de esta, mirando a Lambo con los ojos cargados de miles de emociones, entre ellas deseo. El preadolescente no sabia como reaccionar al ser el objeto de todas esas emociones en los ojos del siempre inexpresivo arcobaleno.

-       Quizás no tome mucho tiempo para que llegues a parar a mi cama – comenzó a decirle con voz suave, Lambo le miró sorprendido, no solo por las palabras que le estaba diciendo, sino que también por la forma en las que estas eran expresadas, tanto cuidado – pero me tomará mucho mas tiempo aceptar que no eres un numero mas en mi lista de amantes – ahora si que estaba sorprendido ¿Qué le estaba diciendo? ¿Por qué le decía esto? – Me tomará tiempo decirte que te amo – los ojos verdes de Lambo se abrieron en sorpresa – Pero lo haré – y tras eso se acercó al menor y le plantó un suave beso en los labios.

-       Yo... – Lambo no sabia que decir, no después de todas las cosas que le había dicho el mayor, no después de ese suave beso.

-       Recuerda…- le interrumpió el arcobaleno, hablándole sobre los labios, dejando que su aliento acariciara su boca – Tengo paciencia…pero no mucha…así que prepárate – otro beso y Lambo desapareció en una nube de humo.

Al regresar al pasado, lo primero que vio fue a Reborn de pie cerca de la entrada de la cocina, el cual el miraba con algo que bien podría definirse como lujuria, sin poder aguantar mas su propio sonrojo el joven guardián salio corriendo del lugar a encerrarse en su habitación, tenia demasiado que pensar.


-0-0-0-0- Fin Flash Back -0-0-0-0-


Chrome estaba sorprendida, tanto así que se colocó de pie y comenzó a caminar de un lado a otro dentro de la habitación, esquivando todas las cosas que habían en el suelo.

-       Bueno…mmm… - comenzó a decir ella, sin saber muy bien por donde comenzar, Lambo era un niño, si bien estaba por cumplir los 13 años eso no daba derecho para que el arcobaleno lo llevara a la cama, aquí o en el futuro. La ilusionista se cruzó de brazos, esto podría tornarse mas serio, mucho mas serio. Ella soltó un suspiro, y había creído que Mukuro y el jefe tenían problemas, lo más probable es que el arcobaleno estuviese llegando al limite de su paciencia, tomando en cuenta que quisiera evitarlo o no, Lambo era simplemente adorable, con su cabello oscuro y revuelto, sus preciosos ojos verdes, su personalidad divertida y atrayente, Chrome no podía entender del todo como el arcobaleno no hubiese hecho o dicho algo hasta ahora, la chica se cruzo de brazos, pero ahora que analizaba bien todo esto, eso explicaría el porque el tutor del jefe parecía haberse distanciado un poco, eso lo explicaría bastante bien.

-       ¿Chrome? – la voz del menor en cuestión le sacó de sus pensamientos - ¿Vas a decirme o no?

Demonios.


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Un llamado a la puerta de su oficina, levantó la mirada y se restregó los ojos, miró en todas direcciones, estaba algo mareado ¿Se había estado quedando dormido? Clavó sus ojos castaños en el reloj que pendía de un de las paredes ¡Dios! ¡El tiempo había pasado volando! Al parecer realmente se había quedado dormido ¡Demonios! Nuevamente se escucharon golpees en la puerta.

-       ¿Boss? – la puerta se entre abrió y por esta se asomó la ilusionista de la niebla.

-       ¡Chrome-san! ¡Pasa, pasa! ¿Sucede algo? ¿¡Sucedió algo!? ¿otra vez Gokudera-kun? ¿¡o Hibari-san!? – soltó todo al hilo, sin detener todo lo que pasaba por su cabeza, imaginándose mil y un escenarios catastróficos en donde se involucraran sus guardianes de la tormenta y de la nube, su voz cargada de cansancio, con sus ojos cafés clavados en la chica, mirándole expectante.

-       No, no Boss, nada de eso – le respondió ella acercándose al escritorio tras haber cerrado la puerta a su espalda.

-       ¡Oh! – fue lo único que atinó a decir el castaño, indicándole a la chica que tomara asiento, lo que ella hizo de inmediato – Entonces ¿Qué sucede?

-       Es Lambo.

-       ¿Lambo?- ella pudo ver como el rostro del mayor se cruzaba por la preocupación – ¿Paso algo con el? – Tsuna cambió su expresión a una de pánico total - ¿¡Paso algo con Reborn!?

-       ¿Lo sabe? – inquirió Chrome sorprendida.

-       ¿Saber que?

-       Acaba de decir algo sobre Reborn-san y Lambo-kun, si no lo sabe, por lo menos sospecha de algo ¿No es así?

-       ¿¡Saber que!?

-       Lo del accidente de la bazooka, lo que le dijo Reborn-san a Lambo-kun – le respondió ella de golpe.

-       ¿Lambo te dijo? Yo estuve presente cuando sucedió el accidente, pero por supuesto solo fui capaz de ver todo lo que sucedía de este lado. – la chica asintió ante las palabras del castaño, analizando la información que este acababa de darle para proseguir a informarle de lo que ella tenia conocimiento.

-       Hace unas horas atrás estuve con Lamb-kun, y me contó algunas cosas que quizás le interese saber Boss.

-       Entiendo.

-       Boss ¿Desde cuando sabe o sospecha de lo que sucede entre ellos dos? – preguntó Chrome con cuidado.

-       Desde hace unos meses atrás ¿Y tu?

-       Algunas semanas.

Tras eso un silencio, ambos sabían que la información dentro de la misma familia Vongola corría terriblemente rápido, y por supuesto dentro de la mafia era exactamente igual, si bien la mafia era conocida por su naturaleza corrupta y malsana, existían ciertas cosas que de seguro podrían causar cierto daño a la reputación de la familia si es que salían a la luz, entre estas la peligrosa relación que parecía esta  forjándose entre el arcobaleno y el menor de los guardianes Vongola.

-       Todos en esta familia parecen estar locos – susurró el castaño derrotado – incluyéndome – apoyo su frente en la lisa superficie del escritorio, la chica simplemente le miro en entendimiento, después de todo ella también entraba en esa frase.

-       ¿Esta bien Boss?

-       No, no estoy bien – le respondió – Mi tutor es un pedófilo en potencia, mis guardianes unas bombas de tiempo que destruyen todo a su paso cuando llegan a su limite, en especial Gokudera-kun y Hibari-san… - guardó silencio un segundo, sin levantar la mirada - …y el mes esta por acabar…

-       ¿El mes? ¡Oh! ¡Cierto! Dentro de dos días – soltó la chica dándose cuenta, Mukuro cumpliría el mes en la mansión, el mes de prueba. El tiempo simplemente había pasado volando.

-       Estoy demasiado cansado – susurró mas para si que para los dos, y Chrome sabia que con esa frase se refería a todo, desde el problema de Lambo con el arcobaleno, hasta el de Mukuro, el cual esperaba su sentencia sin saber que es lo que podría suceder.

-       ¿Boss? – el castaño había ocultado el rostro en sus brazos cruzados

-       Dime.

-       Mukuro-sama deberá pagar un precio ¿no es así?

-       ¿Ah? – aquella pregunta le desconcertó, levantó el rostro para mirar a la ilusionista.

-       Por su perdón…Mukuro-sama deberá pagar para obtener su perdón – Tsuna abrió sus ojos cafés en sorpresa.

-       ¿Por qué dices eso? – inquirió el mayor entre curioso y desconcertado, la calma de la chica ante esa posibilidad de le tenia sorprendido.

-       Porque lo se – respondió con simpleza – Después de todo lo que hizo no puede se aceptado en la familia así como así, sin pagar un precio por sus actos – continuo diciendo con firmeza – todos pagan por sus actos tarde o temprano.

Tsuna simplemente guardo silencio, el sabia perfectamente que Chrome tenia razón, después de todo, el mismo mas  de una vez en la soledad de su habitación o de su oficina, había pensado en ello, en como dejar a Mukuro ser parte de la familia cuando sabia que este no había pagado por todo el daño que le había hecho, los sentimientos encontrados, esas emociones, una que le decía que necesitaba a Mukuro cerca, y la otra que debía hacerle sufrir, hacerle pagar, gritar por todo lo que le había hecho, por el dolor, por la sangre derramada, Tsuna no había podido evitar pensar que quizás la mafia la fin había dejado su huella dentro de su cabeza, las cosas que podía llegar a pensar a veces le asustaban y otras veces le parecían la respuesta perfecta ¿Es que acaso estaba loco?

-       Entonces…- comenzó a decir la ilusionista rompiendo el silencio que les había envuelto - ¿Qué sucederá con Lambo-kun? – inquirió regresando al tema principal de su conversación, Chrome había notado la incomodidad en el castaño al comenzar a hablar sobre Mukuro.

-       No lo se realmente -  Tsuna se cruzó de brazos – Siento mi guardián debe quedarse a mi lado, pero temo que sea demasiada tentación para Reborn. – el mayor pudo ver como la chica también se cruzaba de brazos y parecía estar concentrada pensando en algo.

-       Y si… - ella se detuvo un segundo, analizando como decir las siguiente palabras – envíe a Lambo-kun de viaje, podría dejarle con la familia Cavallone, después de todo Hibari Kyoya mantiene contacto con esta, y usted Boss confía plenamente en el jefe Cavallone, además Lambo-kun estaría seguro e incluso podría entrenar.

-       No me parece mala idea. – soltó finalmente el joven jefe Vongola, la chica simplemente sonrió.

-       Piénselo. – le dijo ella.

De repente alguien llamó a la puerta de la oficina, el castaño soltó un largo suspiro y miro el reloj de la pared, el cual ahora marcaba las once de la noche.

-       Mi trabajo aun no termina al parecer – comentó como quien no quiere la cosa, la chica le miró con cierto aire de preocupación, notando como el castaño realmente parecía cansado después de la conversación que había sostenido.

La puerta se abrió y por esta entró nada más y nada menos que Rokudo Mukuro. Chorme pudo notar como Tsuna se sentaba derecho en su silla e intentaba ordenar un poco los papeles sobre su escritorio, en un afán inútil de parecer mas serio, mas ocupado, mas como un jefe inalcanzable.

-       Esto lo envía Gokudera Hayato – dijo el ilusionista entregándole unas carpetas.

-       Gracias – le respondió el menor recibiendo dichas carpetas, la chica paso la mirada de uno al otro, para luego sonreír levemente ante una idea que acaba de cruzar su cabeza.

-       Si quiere podemos quedarnos y ayudarle Boss – dijo Chrome pillando desprevenidos a ambos.

-       ¿En serio? – pregunto el jefe Vongola esperanzado ante la posibilidad de tener ayuda para terminar el dichoso trabajo que aun no le dejaba descansar, pasando la mirada de un ilusionista a otro.

-       Por supuesto – le respondió Mukuro.

De esta manera los tres se pusieron manos a la obra, revisando papeles, corrigiendo otros tantos documentos, tan ensimismados que el tiempo paso volando. Fue cuando el reloj marcó las 3 de la madrugada y que Chrome se quedó dormida en el sofá, que se dieron cuenta lo tarde que era.

-       Creo que eso es todo Vongola – dijo Mukuro poniéndose de pie y dejando todo lo que había hecho sobre el escritorio del castaño.

-       Muchas gracias, a los dos – le respondió pasandose una manos por su cabello revuelto.

-       Si, si  - fue lo único que dijo el ilusionista mientras se acercaba a la durmiente Chrome y la tomaba en brazos de manera cuidadosa – Buenas noches Vongola – se despidió el mayor acercándose a la puerta.

-       Mukuro – le detuvo el joven jefe Vongola, los ojos bicolor le miraron a la espera de lo que sea que el otro iba a decirle.

-       ¿Si?

-       Puedes llamarme por mi nombre – le dijo con simplicidad, si de algo se había dado cuenta Tsuna, había sido de ese cambio. Desde que Mukuro había llegado a la mansión Vongola, no le había llamado ni una sola vez por su nombre, solo Vongola, el castaño sabía bien porque, pero no podía evitar sentir que todo eso no sonaba bien, no después de todo lo que había pasado entre ellos.

El ilusionista sonrió y se volteó, continuando su camino hacia la puerta, el menor le miró, sin saber si tendría alguna clase de respuesta a sus palabras, pero el hecho de que el ilusionista se detuvo una vez que abrió la puerta le hizo darse cuenta de que Mukuro aun tenia algo mas que decir.

-       Buenas noches Tsunayoshi – Dijo con voz suave, el castaño simplemente sonrió.

-       Buenas noches Mukuro.

Fin capitulo 12.

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