9 de marzo de 2011

"Fantasía y realidad"

Publicado por Ororo
"Fantasía y realidad" by Ororo.


Una breve historia original salida de una tarde de aburrimiento, espero les guste, porque en lo que a mi respecta, adoré escribirla.


Saludos a todos.



Una fina línea separa lo que a nosotros nos enseñan que es fantasía y aquello que nuestros sentidos perciben como realidad. Una línea demasiado delgada nos mantiene al margen de aquello que es realidad y de aquello que no lo es tanto. Pero ¿Qué sucedería si esta línea fuera tan solo una ilusión? ¿Y si todo aquello que creemos fantasía tan solo es otra forma de ver la realidad? Tan palpable y concreta como todas las cosas a nuestro alrededor.

Un pequeño pueblo ubicado demasiado cerca de un frondoso y algo tenebroso bosque, demasiado susceptible a todo aquello que puedan inventar las mujeres más viejas del lugar. Era de esos típicos pueblitos perdidos en lo más recóndito del campo, en donde poco y nada de la tecnología propia del siglo XXI llegaba a manos de aquellos que vivían en esta cápsula del tiempo, atrapados en un pasado que no estaban dispuestos a abandonar.

El automóvil se detuvo frente a una de las casas mas grandes del pueblo, elegante y antigua, se levantaba la ancestral estructura, los colores de las paredes que alguna vez debieron ser vivos, ahora se encontraban opacados por el correr de los años, lo cual por supuesto no opacaba su belleza al contrario esta aun se conservaba. Del vehículo bajó un joven de no más de 25 años, de cabello negro algo desordenado, debiera medir un metro ochenta más o menos, se quitó las gafas de sol que cubrían sus ojos para así ver a su alrededor. Del asiento del copiloto se bajó una chica de mas o menos la misma edad del joven, de cabello largo, terriblemente liso y rubio, era una cabeza mas baja que él y llevaba un bolso al hombro, miró con ojos curiosos clavando su mirada en la espectacular visión que era la casa. Por ultimo de los asientos de atrás se bajaron dos personas mas, una de ellas una chica que no parecía tener mas de 15 años mientras que la otra parecía de la edad de sus los otros dos, por la apariencia de ambas se podía dejar mas que en claro que compartían alguna clase de lazo sanguíneo, los rasgos de sus rostros les delataban. Ambas llevaban el cabello de color castaño rojizo, y sus ojos eran de un color claro, una los tenia verde y la otra azul, la mayor de las dos llevaba el cabello corto, muy corto, mientras que la otra llevaba el cabello hasta el hombro.

- Aun no entiendo porque estamos aquí…- soltó la adolescente mientras se cruzaba de brazos…- Podrían haber hecho el trabajo en casa, no tenían porque venir hasta acá…- señaló de nuevo mientras clavaba sus ojos azules en su hermana mayor, la cual era casi tan alta como el chico de cabello negro.

- Deja de quejarte Sophia, piensa en esto como en un viaje educativo.- le respondió su hermana con voz cargada de diversión, al parecer la única que estaba en desacuerdo con el viaje era la mas joven de los cuatro, la cual simplemente les miró de mala manera mientras pateaba una piedrecita que habia junto al auto.

- ¿Vamos a entrar o nos quedaremos aquí afuera?- interrogó la rubia con una sonrisa en el rostro.

- Vania tiene razón – dijo el chico mientras cerraba la puerta del automóvil y las demás le imitaban cerrando las suyas. – Cata, si nos concedes el honor…- esta vez dijo mirando a la chica del cabello corto.

- Por supuesto.

La chica denominada Cata, diminutivo de Catalina sacó de su bolso unas llaves y se encaminó hacia la puerta de la casa. Su abuela habia vivido en esa casa toda su vida, y al morir les habia dejado la propiedad a ella y a Sophia, esperando que algún día ambas le encontraran algún valor a aquel lugar.
Una vez que la puerta fue abierta, la curiosidad por su interior no pudo ser controlada, los dos amigos de Catalina se acercaron presurosos a ver el interior de la casa. La belleza del exterior solo podía compararse con la belleza que se encontraba dentro de esta, un sin numero de muebles perfectamente conservados, antigüedades que bien podrían poseer valores incalculables, y la extraña sensación de que eran las primeras personas en años en pisar el interior de esa casa, lo cual por supuesto no era verdad, ya que cada tanto una mujer venia a encargarse de los quehaceres, a limpiar y a mantener todo en orden, evitando así que la casa se deteriorara.

- ¡¡¿¿Cata puedo salir a pasear??!!- le gritó Sophia desde la entrada de la casa, realmente la chica no estaba de animo para pasarse toda la tarde observando cada detalle de ese lugar, ya podría hacerlo después, por alguna razón algo en su interior le decía que saliera a explorar los alrededores.

- ¡¡Esta bien, pero ten cuidado!!- se escuchó que le respondía su hermana desde los pisos superiores.

Tras eso Sophia cerró la puerta de la casa y con su bolso al hombro comenzó a seguir el sendero que iba desde la casa hasta el pueblo. El cielo despejado, el viento suave y el peculiar silencio interrumpido solo por el sonido de la naturaleza, le brindaba una tranquilidad que nunca antes habia sentido, quizás y solo quizás, este viaje no fuera algo tan poco provechoso. Sus pasos le llevaron a través del pueblo, admirando como cada uno de los lugares reflejaba esa belleza antigua que la casa de su abuela poseía, y obviamente la gente del lugar se aprovechaba de eso, en pocas palabras el pueblo era conocido por ser un punto turístico, a las personas que pasaban por allí les gustaba sentirse como si estuvieran visitando el pasado, y el pueblo lograba ese cometido a la perfección.

Sophia se adentró en una de las tiendas, una librería para se exactos, los libros siempre habían sido su pasión, y que mejor que pasar su tiempo libre leyendo. Su sorpresa fue inmensa al ver no solo la hermosura del lugar, sino que la cantidad de libros allí dentro era impresionante, una amplia sonrisa se dibujo en su rostro. Paso sus dedos con suavidad por sobre los lomos de los libros, leyendo los títulos, sorprendiéndose de la cantidad de títulos que no conocía. Pero fue uno, el que le robo la atención por completo. Un volumen pequeño y desgastado, de cubierta color azul prusiano, se veía bastante viejo, al sacarlo de su lugar pudo leer con claridad las letras doradas que dibujaban el titulo en la portada: “En la profundidad del bosque”. Sin saberlo, quedó ensimismada mirando la portada del libro, sin atreverse a ver su contenido, tan solo contemplando.

- ¿Te gusta?- interrogó una voz cerca de ella, voz que debió haberle asustado pero que no lo hizo, se volteo hacia la persona que le habia hablado, lo más probable que fuera el encargado de la librería.
- Si. ¿A cuanto esta? – preguntó sin dudarlo un segundo. Sophia quería el libro costara lo que costara.

Al salir de la tienda la sonrisa en su rostro no podía ser más amplia, pues entre sus brazos llevaba el libro que le habia robado su atención. Caminó y caminó por las calles del pueblo hasta que encontró lo que habia estado buscando, una banca en la cual sentarse a leer su libro, de esta manera sin importarle cuanto tiempo le tomara, comenzó a leer.

Cada palabra, una tras otra le daban forma a una historia que parecía demasiado real para ser solo una historia. El libro contaba sobre la vida de una mujer, pero no una como cualquier otra, una bruja. La historia de una bruja que habia vivido en un pueblo muy semejante a este, con gente temerosa y supersticiosa, dispuesta a destruir todo aquello que no cabia en su comprensión. Sophia estaba colgada de cada uno de los giros que la historia daba. Lo mas peculiar de todo, es que la historia en si estaba narrada en primera persona, como si la protagonista escribiera sus propias vivencias, casi como si fuera un diario de vida. El libro daba inicio una noche de tormenta, cuando una mujer misteriosa visitaba a la bruja en su casa, la cual se encontraba oculta en lo profundo de un bosque. Sophia no despegaba la vista del libro, a cada palabra algo nuevo sucedía, con cada palabra una nueva emoción, una diferente situación. Sin poder evitarlo, el libro finalizó de manera abrupta, dejando a la joven con las palabras en la cabeza, dando vueltas y vueltas.

- Esto no puede acabar así…- fue lo que dijo en susurro solo para ella. Se puso de pie dispuesta a regresar a la casa donde los otros debieran estarle esperando, cuando al pararse un papel cayó desde el interior del libro. Sophia enarcó una ceja y se agachó a recoger el mencionado papel, notando que unas peculiares palabras estaban escritas en el: “…Y en lo profundo del bosque el tiempo se detuvo…la magia nos brindó la oportunidad que el mundo no quiso darnos…ahora vivimos fuera del tiempo, en nuestra propia realidad… con nuestra propia felicidad…”.

Sophia abrió sus ojos en sorpresa, ese papel era el verdadero final que ella habia estado esperando, sonrío con cierta nostalgia y se llevó el libro a su pecho, sintiendo que acababa de compartir un secreto muy intimo con las protagonistas de aquella historia, sintiéndose parte de la historia misma. Guardo el libro en su bolso y comenzó a caminar de regreso a la casa. El sendero poco a poco se alejaba del bosque y se encaminaba hacia la casa de su abuela, aquella casa que estaba casi sobre una colina, majestuosa con sus colores desgastados. Fue allí que algo dentro de la cabeza de Sophia hizo click, por alguna razón ver la casa allí sobre la colina le hizo recordar un párrafo del libro: “Y allí, en lo alto de esa colina se levantaba en todo su esplendor la casa se la única persona que a pesar de todo, estuvo dispuesta a ayudar a un par de brujas…”

- ¡Oh dios mío!- exclamó la joven de ojos azules deteniendo sus pasos, comenzó a mirar en todas direcciones sintiendo que alguien le estaba observando, quizás era solo su imaginación, pero sentía que alguien le llamaba en susurros tan quedos que apenas y se podían escuchar por sobre el sonido del viento.

Sin poder evitarlo retomó sus pasos, pero esta vez no hacia la casa en donde su hermana y los demás le esperaban, sino que hacia el bosque. A cada paso que daba el sendero desaparecía detrás de ella. Pero a pesar de no saber hacia donde se dirigía y porque, la sonrisa en su rostro no desaparecía, estaba tranquila, fuese a donde fuese que sus pasos le llevaran, seria un buen lugar.

Los minutos pasaron con calma, el sol en el cielo parecía haberse detenido y Sophia no parecía interesada en saber la hora que era. De repente, esquivando las ramas de unos arboles demasiado frondosos fue a parar a un amplio campo de flores, oculto justo en el centro del bosque, estaba maravillada, los colores y la pasividad que el lugar expelía le tranquilizaban mas aun.

- Hola.- escuchó la voz de alguien cerca de ella. Buscó con la mirada, encontrando que a unos pocos metros, saliendo desde otro sendero apareció una chica algo mayor que ella, de largo y liso cabello negro llevaba un vestido verde parecido a aquellos que usaban las doncellas en la época medieval. Sophia le sonrío.

- Hola.- fue lo que le respondió acercándose poco a poco a la chica de cabello oscuro

- ¿Estas perdida?- interrogó, fue allí que Sophia notó que llevaba una canasta con varias cosas adentro, algunas flores y hierbas extrañas, enarco una ceja ante esto.
- No, solo paseaba

- No pareces de por aquí – inquirió la chica de cabello negro.

- No soy de por aquí – respondió con simplicidad

- Mi nombre es Titania ¿Y el tuyo?

- Yo soy Sophia. ¿Titania? ¿Cómo la reina de las hadas?

- Si, como esa misma.- la chica de cabello negro le sonrío y comenzó a caminar lentamente para cruzar el campo de flores, sin evitarlo Sophia comenzó a caminar a su lado. – Si quieres puedes pasar a mi casa, Julieta estará feliz de tener visitas

- No veo problema en ello…- le respondió Sophia siguiendole en cada paso a través del campo de flores.

Muchas veces le habían repetido nunca seguir a un extraño, pero ya sabia que el nombre de ella era Titania, era tan solo unos años mayor que ella, y por alguna razón le brindaba la confianza suficiente como para seguirle, casi como si le conociera desde antes, así que técnicamente no era una extraña ya.

- ¿No nos hemos visto antes no es así? – interrogó Titania caminando entre los arboles, ahora se habían internado del otro lado del bosque.

- Creo que no, pero por alguna razón siento que no es la primera vez.- le respondió Sophia sin dudar de sus palabras


- Entiendo.

La caminata fue corta, o por lo menos así lo sintió Sophia, Titania se detuvo frente a una pequeña casa ubicada entre los arboles, muy al estilo de los viejos cuentos de los señores Grim.

- Pasa, eres bienvenida.- le dijo Titania mientras abría la puerta y le dejaba entrar en su casa. Sophia entró y se maravilló de la sencillez y de los detalles que pudo encontrar dentro de esta. Pero habia algo que no le cuadraba muy bien en todo esto, dentro de su cabeza una vocecilla le repetía incesantemente que algo estaba fuera de lugar. Vio como Titania entraba y salía de algunos salones y habitaciones, al parecer buscando algo. – Al parecer Julieta salió.

Tras esas palabras, Sophia y Titania pasaron la tarde conversando, aunque mas bien fue Sophia preguntándole a la otra las razones de porque vivía en medio de un bosque y porque salía a recoger hierbas.

Cuando el cielo ya había comenzado a oscurecerse, Sophia tomó la decisión de regresar a la casa, así que despidiéndose de Titania llegó justo para la cena, la cual por supuesto había cocinado Javier, las otras dos eran un cero a la izquierda cuando se trataba de comida.

- ¿Cómo estuvo tu tarde? – le preguntó su hermana al momento en que se sentó a la mesa. Vania y Javier escuchándole atentamente.

- Entretenida, conocí a una amiga, vive en lo profundo del bosque. – dijo todo al hilo.

- ¿En lo profundo del bosque? – interrogó Javier enarcando una ceja. Las tres chicas le miraron atentas.

- Si, ¿Hay algún problema?- preguntó la menor.

- Es solo que el bosque es peligroso, debes tener cuidado. – le advirtió el único hombre presente con cierta preocupación en la voz.

- ¿Peligroso?

- Si, dicen que viven brujas en ese bosque.- le dijo su hermana medio en serio medio en broma.

- Cata, las brujas no existen, igual que los vampiros y los hombres lobo. – le dijo Sophia con simplicidad, a lo cual Vania y Javier rieron.

- Lo se, pero corren por aquí unas leyendas de lo mas extrañas. – le informó Vania

- ¿Leyendas? – interrogó enarcando una ceja.

- Si…- le respondió Javier cruzándose de brazos y pasando la mirada de una chica a otra.- Dicen por allí que hace mucho tiempo atrás vivió una bruja en este pueblo. Su casa estaba oculta en lo profundo del bosque…- se detuvo, para darle mas melodrama a la historia…- Toda la gente del pueblo le temía, pero ninguno era lo suficientemente valiente como para cruzar el bosque y deshacerse de la bruja. Un día una chica, mas o menos de tu edad, se perdió en lo profundo del bosque…- continuo contando la historia…- la gente comenzó a creer que la bruja tenia algo que ver con todo eso…- Javier se detuvo.

- ¿Y que sucedió con la bruja y la chica? – pregunto Catalina intrigada ante la historia.

- Se dice que murieron.- dijo de pronto Sophia, sorprendiendo a los presentes.

- Si…- soltó en un susurro Javier.

- Con el tiempo no se supo nunca mas nada sobre la bruja, o la chica. Pero corre el rumor que cada tanto tiempo puede verse a alguna de las dos o incluso a las dos juntas caminando cerca de los limites del bosque, a la espera de alguien que este dispuesto a escucharlas. – concluyó Sophia con voz pausada casi como si estuviera analizando sus propias palabras.

- ¿Cómo supiste eso? – Interrogó Vania a la hermana menor de Catalina.

- Lo leí en un libro – fue la única respuesta que dio.

Esa conversación quedo hasta allí. De esta manera un nuevo día llegaba y con este el transcurso del tiempo. Mientras los amigos de su hermana y su propia hermana se preocupaban de llevar a cabo todas las tareas necesarias para que la investigación que estaban llevando a cabo fuera todo un éxito. Sophia salía todas las tardes de la casa para pasar el día con Titania, al otro lado del bosque. Conversando de cosas simples, desde lo bello del paisaje hasta los últimos libros que habían leído. A pesar de las variadas visitas que Sophia le hizo a Titania, en ninguna de ellas tubo la oportunidad de ver ni de conocer a Julieta, algo dentro de su cabeza le decía que quizás no alcanzaría a conocerla.

- ¿Por cuánto tiempo se quedarán? – le había preguntado Titania una tarde, mientras estaban sentadas en medio del precioso campo de flores. Sophia le miró.

- Solo una semana, y esta ya esta por acabar.- le respondió con voz suave.

- Entiendo.

- Oye…- dijo Sophia llamando la atención de su amiga, esta le miró - ¿Cómo es Julieta?

- ¿Julieta? – se cruzó de brazos, pensando – Ella…es amable e inteligente, curiosa y sobre protectora.

La semana llegó a su fin y con ello la estadía en ese pueblo perdido. Catalina ya había reunido toda la información que necesitaba, Javier había sacado fotografías de todos los lugares del pueblo y Vania se había preocupado de hacer las entrevistas pertinentes. De esta manera se encontraban preparándose para partir, Javier cargaba el automóvil con las maletas, ya todo estaba listo para regresar a la ciudad.

- ¡¡Sophia!! ¿¡Ya tienes todo listo!? – le preguntó su hermana desde la sala de estar, la chica le sonrió.

- ¿No podemos quedarnos un poco mas?- interrogó con voz suplicante

- Cuando llegamos solo querías irte, y ahora quieres quedarte, quien te entiende.

- ¿Puedo pasar lo que queda de tiempo con mi amiga? – le preguntó a su hermana.

- Esta bien, pero no demores mucho.- tras eso salió presurosa con su inseparable bolso al hombro en dirección a la casa de Titania.

Tras indagar un poco en la investigación que habían hecho su hermana y los amigos de esta, se había percatado de algo extraño, algo que sabia solo podría ser respondido por Titania. Sophia no estaba dispuesta a irse sin una respuesta, más aun si tenía la intención de regresar a este hermoso y recóndito lugar.

Cruzó el bosque y el campo de flores a toda prisa, en pocos minutos llego a su destino.

- ¡¡Titania!! – llamó a su amiga, de inmediato la puerta de la casa se abrió y de esta salio su amiga.

- ¿Qué sucede? ¿Por qué tan feliz? – le pregunto la chica de cabello negro con una sonrisa en el rostro.

- Lo que sea que vayas a preguntar, la respuesta es si. Todo es verdad. – dijo una voz. Detrás de Titania apareció una chica de su misma edad, de cabello anaranjado y llevando un vestido azul, semejante a los que siempre usaba Titania. Sophia no tuvo que preguntar, sabia que esa chica era Julieta.

- Julieta ¿No es así?

- Si.- respondió con simpleza

- Entonces es verdad. – Sophia sacó de su bolso el libro, aquel que había robado su atención, Titania clavo sus ojos en este y lo tomo entre sus manos.

- Hace tanto tiempo que no veía este libro.

- Tienes razón, pensé que lo habíamos perdido.

- Entonces ¿Ustedes son las brujas del cuento no es así? – interrogó pasando la mirada de una a otra, Julieta se coloco junto a Titania y sonrío con cierta nostalgia.

- Si, somos nosotras.

- Pero, eso es imposible…ustedes…

- Deberíamos estar muertas…- le completo la frase la chica de cabello negro


- Si, pero no lo estamos – continuó Julieta con una leve sonrisa en el rostro, una sonrisa cargada de cierta nostalgia.

- ¿Cómo es eso posible? – interrogó Sophia mas interesada que asustada de todo esto.

- Magia. – respondió Julieta con simpleza, y solo basto eso. Sophia confiaba en ellas, sabia que decían la verdad. Con esa simple palabra, todas las dudas que nacían y se retorcían dentro de la cabeza de Sophia se detuvieron, por alguna razón, por mas que sonara descabellado, esa simple respuesta parecía ser la mas lógica.


Las palabras ahora sobraban, ¿Qué decir en una situación como esta? ¿Qué podía decirles Sophia? Esta era la primera vez en su vida que tenia frente así a dos personas que debieran existir solo en los cuentos, dos personas que deberían ser parte de un mundo de fantasía que en la realidad no podía existir.

- Un mundo de fantasía que es real…- soltó de pronto Julieta, casi como si hubiera leído los pensamientos de Sophia, y quizás lo había hecho. – Ese mundo que tu crees mentira, es verdad, no somos las únicas de nuestra clase en el mundo…

- ¿O sea que hay más de ustedes? – interrogo con los ojos abiertos en sorpresa

- Por supuesto…- le respondió la misma Julieta – quizás algún día las conozcas...o quizás algún día ellas te busquen…

- Es triste que tengas que irte…- dijo casi en un susurro Titania

- Me gustaría que regresaras a vernos…

- Si, pero tomando en cuenta todo lo que me han rebelado…- se cruzó de brazos en pose pensativa. – esto aumenta mi curiosidad, quiero saber mas… estoy mas que segura de que regresare.

- Nosotras sabemos que lo harás. –dijo Julieta con voz firme. – Sabes, algo dentro de ti, debe ser especial, solo alguien especial seria capaz de encontrarnos.

- ¿Especial?

- Si.


El silencio les rodeo, pero no esa clase de silencio incomodo donde nadie parece tener el valor suficiente para hablar, este era un silencio confortable, cálido, como si no fueran necesarias las palabras para expresar la sensación que sentían las tres chicas estando las unas junto a las otras.

- Creo que es hora de que regreses, te deben estar esperando- Dijo Titania rompiendo el silencio que les había rodeado.

- Ella tiene razón…- le completó Julieta con una sonrisa de medo lado

- Lo se…- Sophia medito un poco, para después mirar a sus dos nuevas amigas - ¿Me acompañarían de regreso?

- Por supuesto – respondieron al unísono.


Y de esta manera las tres chicas emprendieron el camino de regreso a la casa de la pequeña colina, cruzaron el bosque y el precioso campo de flores, era impresionante cuantas cosas podrían cambiar en una semana. Sophia había llegado con una idea del mundo y ahora regresaba a la ciudad sabiendo que dentro de este mismo mundo existe otro mucho más maravilloso.

Llegaron hasta el sendero que llevaba a la casa, mientras caminaban hacia esta pudieron divisar el automóvil que esperaba en la entrada de la casa, Javier subía algunas maletas a la cajuela del vehículo, mientras que Vania y Catalina terminaban de ordenar las ultimas cosas dentro de la casa, justo cuando Sophia llegaba junto al auto, su hermana y su amiga salían de la casa cerrando la puerta a sus espaldas.

- ¡Oh! Al fin llegas, pensamos que tendríamos que ir a buscarte al bosque…- le soltó su hermana con voz divertida, Catalina notó la presencia de las dos chicas que acompañaban a Sophia. – Ellas deben ser tus amigas ¿No es así?

- Si, ellas son Titania – señaló a la chica de cabello negro la cual movió la cabeza en asentimiento – Y ella es Julieta- señaló a la otra chica de cabello anaranjado.

- Mucho gusto – saludo Catalina – Mi nombre es Catalina, soy la hermana mayor de Sophia.

- El placer es nuestro- respondió Titania de parte de las dos.

- Es un tanto triste de que nos conozcamos ahora – señaló Catalina – Nosotros estamos regresando a nuestra ciudad.


- No hay problema de ello. –Julieta sonrió y después miro s Sophia, casi diciéndole con la mirada de que estaba segura de que regresaría.

- ¡Chicas! ¡Es hora de irnos! – les llamó Javier, Vania ya se había ubicado en el asiento del copiloto a la espera de las hermanas.

- Vamos. – dijo Catalina a su hermana menor – Realmente ha sido un placer conocerlas. – dijo mientras se encaminaba al automóvil a la espera de Sophia, la cual le dio un abrazo a cada una de sus amigas, primero a Titania y luego a Julieta, para luego encaminarse al vehículo, al alejarse unos pasos la voz de Julieta la detuvo.

- Este es solo el principio Sophia, el mundo acaba de cambiar ante tus ojos…- le dijo en un susurro suave.


- Lo se…- le respondió con una sonrisa en el rostro.

Y tras esas últimas palabras, Sophia se subió al automóvil, sentándose junto a su hermana, la cual ya se encontraba hojeando unos papeles, la adolescente suspiró, su hermana jamás dejaría de trabajar.

El automóvil comenzó a moverse por el camino, cuando Sophia quiso despedirse de sus amigas a través de la ventana, estas ya habían desaparecido, busco con la mirada alrededor, esperando encontrar a sus amigas, pero estas no estaban en ninguna parte. A pesar de ello, Sophia no se sintió triste, sabia que ellas estaban allí, y que le esperarían para enseñarle todo un mundo nuevo, un mundo que estaba dispuesta a conocer por completo.

¿Qué sucedería si la noción de fantasía, no es más que una forma de ver el mundo de manera distinta? ¿Qué pasaría si todo aquello que creemos parte de los cuentos no son creaciones de mentes creativas, sino que en realidad nociones de personas que han visto la verdad? Julieta tenía razón, ya no podría ver el mundo de la misma manera, era casi como si hubiese pasado los 15 años de su vida con una venda rodeando sus ojos, venda que ahora acababa de desaparecer, ahora veía el mundo tal como era.

Un mundo lleno de fantasías y realidades.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Ororo Nebbia Copyright © 2011 Designed by Ipietoon Blogger Template Sponsored by New Baby Shop