10 de marzo de 2011

“Una historia sin contar”

Publicado por Ororo
El prologo y el primer capitulo de una de mis obras mas queridas, una en la que llevo trabajando mucho tiempo y que espero algún día publicar de manera profesional, me gustaría mucho saber que opinan al respecto, así que disfruten.





“Una historia sin contar”

Prologo.



Había sido el más poderoso y hermoso ángel en el cielo, el primero de todos ellos, aquel que lo había visto todo, el que había ayudado a Dios con la creación, el que estuvo allí mientras esta se daba.

Aquel que poseía el corazón mas calido de todos, el que se preocupo de aquellos que estaban a su alrededor con una dedicación que no esperaba nada a cambio…

Su nombre significaba “El que trae la luz”, y como tal, no existía nadie en el cielo que pudiera comparársele.

Pero todos sabemos que su historia no termino bien.

La gente a olvidado su pasado de ángel, la gente a olvidado que fue el mas hermoso, que fue el primero de todos.

La gente solo recuerda que fue aquel primero en caer del cielo

Cayó del cielo por el deseo de más poder, mas libertad, más, más, y más…

Su nombre se hizo famoso, no por todo lo que hizo como ángel, sino que por todo lo que hizo después de haber dejado de ser uno.


Capitulo 1

“Aquel que traía la luz”


El reino celestial siempre había sido conocido, no solo por su belleza y su paz, sino que también por su sabiduría milenaria, después de todo en este habían nacido todos aquellos que habían venido antes del primer hombre y la primera mujer. En el cielo residían Dios y sus ángeles, todos y cada uno de ellos se sometían a las leyes que el mismísimo Dios y el primer ángel habían creado para que todos pudieran vivir en armonía y paz.

¿Quién hubiese pensado que el mismo que ayudo a Dios a crear la paz y las reglas para custodiarla, seria el primero capaz de romperlas?

“La rebelión de los ángeles.”

Aquel día se convirtió en el mas triste que el cielo había vivido nunca en toda su historia, desde su creación nunca nada tan grande había sucedido, nada tan malo, tan drástico. Este día, quedaría en el recuerdo de todos para siempre, sin importar que es lo que pudiera traer el futuro para todos. Algo como lo que había sucedido no se olvida de un día para otro, muy por el contrario, no se olvida nunca.

Hasta antes de la rebelión, ningún ángel tenia noción de que podía morir, todos gozaban de belleza, inmortalidad y poder. ¿Cómo hubiesen sabido que solo otro ángel podía acabar con su existencia? Aquel día, sangre angelical fue derramada por primera vez en la historia de los ángeles.

Todos conocemos como fue que sucedió, todos en mayor o menor medida sabemos como se dieron las cosas, porque sin importar como siempre tenemos a alguien que nos cuenta sobre las desgracias ajenas con una fascinación que a veces llega a ser perturbadora.

Lucifer, el más hermoso de todos los ángeles, había pecado. El poder había corrompido su alma y Dios le había castigado por ello, el precio a pagar por levantar la voz en contra del creador era ser expulsado del reino celestial, y tal como se ordeno así se hizo. El primero en levantar su espada para sacar al más hermoso ángel del cielo había sido aquel que había estado junto a este desde el primer momento, su gran compañero y amigo.

Miguel.

Pero Miguel solo cumplía órdenes, el sabía que debía convertirse en el arma de Dios, en aquel que haría pagar a los pecadores, y que por tanto debía castigar a Lucifer, hacerle pagar, sin importar cuanto quisiera no hacerlo o cuanto lamentaría después el haberlo hecho. Miguel debía cumplir con lo que se esperaba de el.

A pesar de que Lucifer sabia también esto, el dolor de saberse engañado había sido aun mas grande que el dolor físico de la herida que había ganado en su espalda durante la batalla, herida provocada por el filo de la espada de Miguel. El engaño dolía más que la caída misma. El ángel rebelde había creído en su ingenuidad e inocencia que Miguel preferiría cumplir el castigo con el y así caer juntos, pero la verdadera naturaleza del arcángel se había mostrado en aquel momento, y se esa manera había preferido darle la espalda al que había sido su maestro y amigo antes de enfrentar el castigo de la caída.

Lucifer jamás podría olvidarlo, sin importar cuanto tiempo transcurriera, jamás seria capaz de olvidar lo que había hecho Miguel.

Miguel tampoco podría.

Mientras caía desde el lugar que había sido su hogar desde el inicio de los tiempos, el hermoso ángel había podido ver con sus propios ojos dorados como las blancas plumas que alguna vez habían cubierto sus alas, se desprendían una tras otra, para dar lugar a plumas negras, y con ellas a un par de alas color ébano. El cambio provocado por su caída era tan solo un castigo más.

El negro se convertiría desde ese momento en símbolo de la caída, desde las alas negras hasta la oscuridad de la tierra que ahora les daría la bienvenida.

El negro sería el color del pecado.

Lucifer estaba conciente de que este era el precio a pagar por la libertad que había deseado, por lo cual no se arrepentía de lo hecho, aunque eso por supuesto no quitaba el hecho de que dolía el saberse fuera de lo que había conocido durante toda su larga existencia.

Resignado a aceptar las consecuencias de sus actos, había podido ver a su alrededor como todos aquellos que habían creído en todas y cada una de sus palabras, ahora le seguían incondicionalmente en su castigo. Todos caían con el, y veían con asombro como sus alas se tornaban negras, de la misma manera que había sucedido con el mismo Lucifer.

Les negro les estaba dando la bienvenida.

¡Oh! Pero como dolía el levantar la vista y ver como el cielo se cerraba sobre sus cabezas detrás de unas negras y enormes nubes de tormenta. Lucifer sabia que era cosa de segundos para que comenzara a llover y el agua se entremezclara con las lágrimas que no había podido evitar derramar.

La caída parecía no acabar nunca, ¿Cuánto tiempo antes de tocar el suelo? ¿Cuánto tiempo para estar lo suficientemente lejos del cielo? Lo largo de su tortura solo le hacia aferrarse a recuerdos que simplemente le hacían mas daño. Lucifer no podía sacarse de la cabeza el rostro de Miguel, la decisión, la culpa, el dolor, todo eso reflejado en ese par de ojos verdes, loa que alguna vez había amado y que ahora solo le causaban una herida en su corazón. Por alguna extraña razón, temía que la herida en su espalda jamás sanaría por completo y que la cicatriz que dejara, estaría allí para acompañarle para siempre, como no lo había hecho aquel que la había provocado.

La oscura tierra le esperaba con ansiedad, una vez que estuvo lo suficientemente cerca, abrió sus oscuras fauces, dándole la bienvenida a él, y a todos los que caían a su lado. Un nuevo hogar les saludaba. Lucifer cerró sus ojos para no tener que ver el cielo una vez mas, sintiendo como la oscuridad le tragaba con su peculiar calidez.

Después de eso, todo se había vuelto negro.

* * *

Tras la caída de los que fueron llamados “Los ángeles rebeldes” nada nunca más volvió a ser igual en el cielo. La noticia sobre la caída del mas poderoso de los ángeles recorrió cada rincón del reino celestial, nadie jamás se imaginó que Lucifer seria capaz de romper las reglas que el mismo había ayudado a crear, pero el testimonio de quienes estuvieron allí, presentes ese día fue mas suficiente, para que todos en el cielo supieran que el castigo de romper las reglas del cielo equivalía a mucho dolor y a una vida de oscuridad en los abismos de la tierra, lejos de la luz que les había visto nacer y crecer.

Lucifer y los suyos se convirtieron en el ejemplo de cómo las reglas deben respetarse. Los ángeles supieron en ese momento, que sin importar quien eras en el cielo, ante Dios todos pagaban por igual, por ellos todos los rebeldes habían caído.

Mientras los ángeles debatían sobre lo sucedido con Lucifer, aquellos que habían estado ese día allí, sufrían ante los recuerdos de todo lo que habían vivido. Luchar contra aquellos que una vez habían sido tus hermanos, es algo que simplemente no se puede olvidar de un momento a otro.

El dolor que sentían era demasiado grande, pero las decisiones habían sido tomadas, y ahora solo quedaba enfrentar las consecuencias con la cabeza en alto. Después de todo, los recuerdos solo son eso, recuerdos. A pesar de que algunos estarían condenados a soñar con la sangre de los suyos por mucho tiempo antes de ser capaces de olvidarla.

- “El se adaptara” – había dicho Dios con voz suave, sabiendo que al castigar a Lucifer se había ganado un enemigo que tenia un poder que solo él podría superar. Ningún otro ángel, sin importar su rango, jamás podría compararse a Lucifer. Había sido el primero y el más poderoso de todos.

- “Las cosas no serán las mismas” – había dicho Miguel, ahora la mano derecha de Dios, el lugar que antes había ocupado Lucifer. Desde la rebelión de los ángeles Miguel había pasado a convertirse en el ángel castigador, el justiciero, el que había levantado su espada y había herido al rebelde en nombre de Dios. ¡Oh! Pero como se odiaba por haber hecho eso, como se odiaba por haberle hecho daño a quien mas había querido.

- “Lucifer buscará venganza” – había dicho Gabriel, arcángel hermano de Miguel, mensajero entre el mundo de los humanos y el celestial. Había estado presente ese día, había visto el dolor en los ojos de Lucifer y en los de Miguel, había visto el odio en el ángel caído, había visto la potencial venganza, y sabía que su hermano también la había visto.

- “Lo se…” – simplemente había dicho Miguel.

- “Pero a pesar de ello, él lograra el equilibrio en el mundo” – había respondido Dios con una triste sonrisa. Esa fue la última vez que alguien le escuchó hablar o referirse a Lucifer. El dolor para él, también era demasiado grande.

Miguel sabia que sus pecados solo podían compararse con los del ahora ángel caído, pero es que la sola idea de tener que compartirlo con alguien mas, había sido demasiado dolorosa. Y ahora por culpa de su afán por querer tener a Lucifer solo para el, había logrado algo que jamás pensó que llegaría a suceder.

Ahora Lucifer estaba completamente fuera de su alcance. Pero Miguel estaba seguro de algo, Lucifer tenia un corazón demasiado cálido como para alguna vez levantar un arma contra el cielo, por mas que deseara hacerlo, no seria capaz.

¡Oh! pero que razón tenia el arcángel, por mas que el alma de Lucifer se hubiese visto tentada por el poder, su corazón continuaba siendo tan cálido como la luz que su nombre representaba.

Pero como hubiese podido saber Miguel que las circunstancias le enseñarían a Lucifer a proteger su calido corazón y encerrarlo tras una coraza de personalidad fría y distante. Como hubiese sabido Miguel que el dolor es capaz de transformar a cualquiera, incluyendo a un ángel.


Mientras en el cielo, el recuerdo de la rebelión estaba vivo dentro de todos aquellos que habían estado presentes aquel día, en los abismos de la Tierra, los ángeles caídos se congregaron alrededor del alguna vez más poderoso ángel del cielo, y con su conocimiento y poder construyeron un nuevo hogar para todos.

Era hora de dejar todo en el pasado y comenzar a avanzar por su propio bien, ya no valía la pena recordar el cielo que les había abandonado.

De esta manera nació el reino de los ángeles caídos, ubicado bajo la tierra de los hombres, pero sobre la tierra de las almas, este ultimo lugar liderado por una peculiar criatura y su progenie. Una mujer que se hacia llamar Morte gobernaba la tierra de las almas, ella y sus hijos, los cegadores, se encargaban de lidiar con las almas que no se convertían en ángeles, y llevarlas al rió de las almas, lugar en donde recibirían su castigo por lo hecho en vida, o simplemente esperarían a regresar a la tierra cuando su tiempo fuera el indicado.

Lucifer fue la primera criatura ajena al mundo de las almas que se puso en contacto con Morte, una alianza y una amistad nació entre ellos desde el primer día, la mujer desde el primer momento pudo percibir en el ángel el inmenso poder que este poseía, de la misma manera que él pudo sentir la gran sabiduría que el tiempo le había dado a ella.

El nuevo reino de los ángeles caídos comenzó a crecer poco a poco, y el cielo había notado esto.

“Infierno” le llamaron, “Demonios” le llamaron a todos aquellos que vivían en el.

Lucifer pasó a convertirse en el rey de los demonios, pues estos sabían que el ex ángel podría guiarlos a través de cualquier cosa, por algo había sido la mano de derecha de Dios y les había visto nacer a todos.

El tiempo comenzó a transcurrir, y el infierno abrió sus puertas a todos aquellos ángeles que el cielo expulsaba por sus errores, a causa de estos, el mismo Lucifer pudo percatarse del hecho de que el odio comenzaba a ganarse un lugar importante en el corazón de todos los demonios. El ahora rey sabía que seria cosa de tiempo para que su alguna vez naturaleza angelical quedara en el olvido para siempre, y sus corazones se volvieran tan negros como la noche sobre la tierra de los humanos.

Fue así que Lucifer con su inmenso poder hizo un conjuro sobre todos aquellos que pasaran alguna vez por el infierno, sobre todos y cada uno de los demonios a los que gobernaba, que sin importar el tiempo, o cuan oscura pudiera volverse el alma de todos allí, dentro de sus corazones solo un sentimiento seria tan puro como el de un ángel.

Sin importar cuan malvados llegaran a ser los demonios, el amor seria el único sentimiento puro que su alma podría albergar.

Lucifer sabía lo que hacia, pues sabia que a largo plazo los demonios olvidarían que alguna vez fueron ángeles y se dejarían gobernar por sus nuevas emociones, el dolor y el odio les cambiarían para siempre.

Y tal como Lucifer lo había dicho, los demonios cambiaron, y su rey lo hizo con ellos, el ángel se volvió frío y distante, pero a su manera justo con todos. Su relación con Morte le hizo dar la bienvenida al hecho de que los humanos consideraran que si hacían algún mal sobre la tierra, acabarían en el infierno, sin saber que eran pocos los que realmente terminaban convertidos en demonios, los otros iban a parar a la tierra de las almas, donde tomarían su lugar en el ciclo de reencarnación, un ciclo del cual Lucifer no podía dejar de estar maravillado.

- “¿Un demonio puede entrar al ciclo?” – le había preguntado Lucifer a Morte, mientras ambos caminaban cerca del río de las almas, Estigia le llamaban los humanos en su mitología.

- “No lo se, nunca a sucedido antes” – le había respondido ella, mirándole con sus peculiares ojos completamente negros.

- “¿Y un ángel?”

- “Algunos han entrado al ciclo….han vivido vidas humanas….pero tarde o temprano regresan a su verdadera naturaleza”

Las palabras de la mujer, sin pensarlo habían calado en lo profundo del rey demonio, quizás algún día ambos pudieran ver si el ciclo funcionaba también con demonios.

- “¿Sabias que el agua de este rió puede borrar todos tus recuerdos?” – le había comentado Morte segundos después, como quien no quiere la cosa. Lucifer se detuvo y clavó sus ojos dorados en la mujer que se detuvo unos pasos delante de el.

- “¿En serio?” – el rey se había impresionado ante esa nueva información.

- “Así es, por ello es que las almas al entrar y salir no recuerdan nada de su vida anterior” – le explicó con esa peculiar voz serena que ella poseía.

- “Pero… ¿Son capaces de recordar algo?” – preguntó cargado de curiosidad – “He escuchado que algunos humanos pueden recordar sus vidas pasadas” – Pudo escuchar como Morte soltaba un suspiro, para luego voltearse a mirarle.

- “Solo algunos recuerdos, pero en realidad depende de la fuerza de cada alma en particular”

Conversar con Morte nunca era aburrido, muy por el contrario, Lucifer podía decir con total seguridad de que la peculiar mujer de ojos negros era su amiga, y como tal, había sido ella la que le había recomendado que buscara un lugar donde pudiera sentirse tranquilo. Morte había percibido en Lucifer la necesidad de algo, un algo que el ángel parecía anhelar pero que no estaba conciente de hacerlo, ella sabia que el rey demonio extrañaba la luminosidad, extrañaba el sol.

- “Busca un lugar que te mantenga en contacto con tu reino, pero que te permita tener lo que deseas” – le había comentado la mujer de ojos negros, a lo que Lucifer no había podido evitar enarcar una ceja.

- “¿Lo que deseo?” – inquirió con voz suave a la espera de lo que sea que diría ahora su amiga.

- “Luz”

Y tal como ella lo había dicho, Lucifer lo había hecho, lo más alejado del ojo humano escogió una montaña custodiada por huracanados vientos y nubes bajas, rodeada de un bosque denso y oscuro, que no permitiría la entrada de nadie.

Fue así que nació el castillo de la soledad, conectado al infierno por galerías subterráneas, las que permitían a los demonios acceder a los lugares abiertos del castillo, el cual quedo oculto en el interior de la montaña misma. De esta manera Lucifer podía ir y venir del infierno a voluntad. Con maravillosas estructuras y con la privacidad necesaria, Lucifer acababa de encontrar su hogar. Los salones mas altos del castillos, rompían la cubierta de la montaña, y dejaban entrar la luz del sol por sobre las nubes que le protegían, Lucifer estaba feliz con esta nueva calidez.

Pero como el condenado demonio que era, esta felicidad solo duró unos cuantos siglos, la soledad comenzaba a ganar su lugar en su alma, y bien sabia el rey que aquello era peligroso. Fue así que decidió retomar sus viejas investigaciones, decidió llevar a cabo aquello que le había valido su expulsión del cielo.

Tras mucha experimentación y cuidado, la primera fase del mencionado experimento dio lugar.

Lucifer tenia una teoría, según lo que había visto, en el cielo, y en la creación de Dios, llamada ser humano, es la dualidad la que hace el equilibrio, por eso habían sido dos los primero hombres, Un hombre y una mujer. Ambos fueron los primeros. Lucifer sabia, por todo lo que había visto que cuando existe una contraparte, un complemento, el poder aumenta, se puede incluso llegar a ser invencible. Eso, era lo que Lucifer deseaba…

Poder.

A partir de su propia sangre y poder, creo a otro demonio, casi tan poderoso como el mismo, con la única diferencia de que solo Lucifer poseería el poder de la creación, él y nadie más.

De esta manera había nacido Leviathan, su hermano.

Leviathan saludó al mundo demoniaco con un alma lista para causar tempestades, pero dispuesta a salvar a aquellos que valieran la pena. Lucifer no podía estar mas orgulloso de su victoria, pero esto solo era el principio.

Con una parte ya creada, ahora solo debía crear a un demonio para que fuera la contraparte de Leviathan, solo así podría ver con sus propios ojos si la dualidad hace el equilibrio y por tanto el poder.

La segunda fase dio lugar y tras Leviathan vino Belial, a sabiendas de que la dualidad lograba el equilibrio, con un alma mas calma, pero con una naturaleza salvaje oculta en su interior, el segundo hermano nació para acompañar a Leviathan.

El rey demonio sabía ahora que sus ideas habían estado en lo correcto, que dos seres hechos el uno para el otro estaban destinados a ser poderosos, a complementarse, a ayudarse.

Tuvieron que pasar siglos, Leviathan y Belial se llevaban bien, pero aun no se percataban de que estaban hechos el uno para el otro, y Lucifer no estaba dispuesto a decirles aquello, todo era parte del experimento, debían descubrirlo por si mismo, sentirlo por si mismos, solo así todo tendría sentido y valor verdadero…

Los siglos pasaron, ambos demonios tuvieron unos cuantos amantes antes de darse cuenta de que solo podrían amarse el uno al otro, y una vez que se percataron de ello, nunca más volvieron a separarse.

Lucifer no podía estar más feliz.

Ante los excelentes resultados con Leviathan y Belial, ahora estaba a solo un paso de la fase mas importante de todas, crear un demonio que fuera lo suficientemente poderoso para ser su propia contraparte, su alma gemela, y que junto a esta podría al fin obtener su venganza del cielo, junto a esta alma gemela podría hacerlos pagar a todos, seria completamente invencible.

Pero… ¿Cómo lograr eso ahora con el mismo? Con Leviathan y Belial había sido relativamente fácil, ¿Cómo podría dividir ahora su propia alma para crear con una de esas partes a su contraparte?

Lucifer sabía que seria peligroso y que una vez que el demonio en cuestión estuviese creado, tomaría tiempo antes de que estuviera listo para ayudarle, pero la soledad y el deseo de estar acompañado, de vez en cuando eran demasiado grandes.

Lucifer espero con cuidado y dedicación el momento preciso, para ello tuvieron que pasar unos cuantos siglos.

Fue así que tras una larga espera, Satán saludo al mundo.

Pero como podría haber sabido Lucifer que en su afán de crear su contraparte perfecta, crearía a un demonio con un corazón completamente opuesto al de el. Sin saberlo daría sentido a la frase “Los opuestos de atraen”

Pero Lucifer no era tonto, como bien había dado a todos los demonios la libertad para amar, no podía permitirse el error de perder a su contraparte por un pequeño desliz del destino, por ello había tenido el cuidado de crear a su contraparte con la incapacidad de amar.

¡Oh! Pero que gran error acababa de cometer Lucifer. Acababa de quitarle el sentimiento a quien se supone había nacido para amarle, sin saberlo acababa de convertir a su contraparte, en una simple arma para cumplir su venganza.

¡Oh! Pero que dolor le traería esto al pobre de Lucifer.

Fin capitulo 01.

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