10 de marzo de 2011

"Insatiable" Capitulo 2

Publicado por Ororo
Aquí les traigo el capitulo 2 de "Insatiable".

"La fiesta de cumpleaños trajo consigo una sorpresa para Tsuna, ahora una idea esta dando vueltas en su cabeza. Aun sabiendo lo que puede causar la decisión que ha tomado, no esta dispuesto a cambiar de parecer, no cuando esta tan cerca de lograr algo, pero ¿Como hubiese sabido que todo esto se le escaparía de las manos? ¿Habría tomado la misma decisión? ¿Habría cambiado de parecer?"

Sorpresas en este capitulo.

Espero lo disfruten.

Ororo.




"Insatiable"



Capitulo 2: “Fuera de control”

Acababa de comprender que decir una cosa era muy diferente a hacerla, si bien no había tenido problemas para entrar en la prisión Vindice, su alto rango como padrino le brindaba privilegios por sobre muchas cosas, esta había sido una de esas. Ahora finalmente estaba frente a la puerta de la celda donde se encontraba su guardián de la niebla, y estando allí no podía evitar estar algo nervioso, aunque decir nervioso era decir poco, el joven jefe de mafia estaba petrificado, sabia que estaba a tan solo un paso, pero simplemente tenia miedo de darlo, no podía darlo, no terminaba de reunir el valor suficiente como para abrir la puerta y enfrentar a aquello que llevaba días atormentándolo.

- Décimo…- Tsuna juraría haber escuchado una voz hablándole, casi como si viniera del otro lado de la puerta, aunque no exactamente del otro lado, mas bien como si viniera del interior de su propia cabeza…

- ¿Mukuro? – preguntó al aire en un susurro, no esperaba respuesta alguna, solo necesitaba reunir el calor para abrir la puerta de una vez, así que sin esperar otro segundo, la abrió.

Esperaba encontrar una celada, o algo por el estilo, algo que semejara una prisión, pero lo que encontró al abrir la puerta no fue nada de eso. Un enorme cuarto, oscuro, frío, lleno de cables y tubos atravesando el suelo, el techo, las paredes, todo el lugar, en el centro de este un tanque cilíndrico lleno de agua, y en su interior algo, o más bien alguien parecía flotar. Los ojos castañas de Tsuna se abrieron en sorpresa al reconocer la silueta flotante.

- ¡Mukuro! – sin poder detenerse, corrió hasta el tanque y apoyó las manos en la fría superficie de aquel vidrio que contenía a su guardián de la niebla.

- ¿Tsunayoshi-kun? – resonó dentro de la cabeza del jefe Vongola, Tsuna tenia los ojos clavados en el otro, a la espera de alguna clase de reacción, cualquiera…nada sucedió…

- ¡Mukuro! – golpeo el cristal con un sin numero de cosas en la cabeza, sin siquiera meditarlo mucho activo el hypermode, las guantes brillaron con la llama de la ultima voluntad, y de esta manera golpeó el cristal. Solo bastaron un par de puñetazos para que el vidrio finalmente cediera y se hiciera mil pedazos. El agua salio a borbotones, empapándole de inmediato, los cables que sostenían a su guardián cedieron y este cayo sobre el jefe Vongola, ambos fueron a para al suelo con un ruido sordo – Mukuro…- Tsuna logró sentarse en el suelo frío y mojado, colocando con cuidado la cabeza de su guardián en su regazo, con movimientos rápidos se deshizo de las cosas de metal que este tenia aferradas al rostro y a la cabeza, al hacerlo el ahora largo cabello de Mukuro le acaricio los dedos con suavidad, ambos estaban completamente mojados y la habitación estaba terriblemente fría, pero eso parecía no importarle mucho a Tsuna, una leve sonrisa se dibujaba en sus labios mientras acariciaba el rostro del mayor – Debemos salir de aquí…- susurro mientras sacaba un mechón de cabello de la frente de Mukuro, nuevamente sentía algo revolotear en su estomago, solo que ahora ese algo parecía revolotear con alegría y satisfacción – Todo estará bien ahora…

- Al parecer llegue a tiempo…- se escuchó una voz, Tsuna no desvío la mirada del rostro inconciente de su guardián…

- Hola Chrome.

- Boss – dijo ella a modo de saludo, para luego comenzar a acercarse a los otros dos – Yo creo que ya es tiempo de irnos.

- Si.

Cuando Tsuna había tomado la decisión definitiva de sacar a Mukuro de la prisión Vindice, supo de inmediato que no podría hacerlo solo, y de esa misma forma supo también que solo había una personado que le ayudaría a hacerlo, solo por el simple hecho de que esta persona en cuestión deseaba la libertad del su guardián desde hace mucho tiempo, quien otra que Rokudo Chrome, la única persona que a pesar de todos estos años se había mantenido en contacto con el guardián, y ahora con su habilidad podrían sacar fácilmente al ilusionista.

- Vamos.

En cuestión de minutos y tras unas cuantas ilusiones de parte de la chica, los tres se encontraban en el automóvil del décimo, con este sentado en el asiento trasero con Mukuro apoyado en su regazo, mientras que Chrome manejaba de regreso a la mansión Vongola…

- Boss, en la maleta hay una sabana…- dijo ella indicándole una maleta que estaba en el asiento del copiloto – quítele esas cosas de metal a Mukuro-sama – refiriéndose a las esposas y cosas de metal que aun envolvían el cuerpo del guardián.

- Enseguida.

Tsuna sujeto el bolso y de este sacó la dichosa sabana, para luego remover todo lo que aun sujetaba a Mukuro, el décimo en un momento se encontró gobernado por una extraña furia, la cual el mismo comprendió que se debía al hecho de ver e estado en el que se encontraba su guardián.

- ¿Cómo pudieron? – inquirió en un susurro.

- Boss, yo creo que no es sabio olvidar todo lo que hizo Mukuro-sama – dijo Chrome de repente, al parecer comprendiendo por lo que estaba pasando el jefe.

- ¿Cómo lo sabes?

- Recuerde que Mukuro-sama y yo compartimos mi cuerpo durante bastante tiempo, digamos que entiendo un poco como piensa – dijo ella mirándole por el espejo retrovisor – Sugiero que se prepare para cuando despierte – le aconsejó ella deteniendo el vehiculo – Quien sabe a que se enfrentara una ver que despierte.

- Creo que eso es lo mejor, Gracias Chrome

- No hay de que…- se habían detenido porque habían llegado a la mansión Vongola, Chrome le sonrió – Cualquier cosa no dude en avisarme Boss.

- Por supuesto Chrome – dijo el sonriéndole también – Esto no significa que ya no eres parte de la familia – dijo refiriéndose a Mukuro – Sin importar lo que suceda, tu sigues siendo parte de la familia Vongola.

- Lo se Boss – ella asintió – Gracias

- No, gracias a ti.

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Tsuna se paseaba de un lado para otro en la habitación, su habitación. En su cama se encontraba Mukuro, el cual aun continuaba inconciente. Por ahora el décimo no tenia de que preocuparse, en la mansión solo quedaba la servidumbre, Mukuro y él. Estaba nervioso, no sabia a que tendría que enfrentarse una vez que su guardián de la niebla despertara, ¿De que manera reaccionaria Mukuro? ¿De que manera reaccionaria el mismo?

Un día completo había transcurrido desde que había sacado a Mukuro de aquella horrible celda y parecía que aun no pensaba en las consecuencias que esto traería.

Se acercó a la cama y se sentó en una silla junto a esta, clavó sus ojos en el rostro sereno del mayor y sin dudarlo siquiera sujeto con sus manos una de las de él, sintiendo como esta aun estaba algo fría, quizás tomaría algo de tiempo antes de que Mukuro recobraría una temperatura corporal normal.

- ¿Qué voy a hacer cuando despierte? – inquirió en un susurro acariciando la mano que sostenía.

Sin poder evitarlo, con el transcurso de los minutos y las horas, Tsuna se quedó dormido, apoyado en la cama sin soltar la mano de Mukuro. La respiración acompasada de ambos era lo único que se escuchaba en la habitación.

Solo tuvieron que pasar unos minutos más para que, por primera vez en siete largos años, el guardián de la niebla comenzara a abrir sus ojos bicolor. Lo primero que notó fue a luminosidad, y después la calidez, volvió a cerrar los ojos un momento simplemente acostumbrándose a estas nuevas sensaciones, ¿Hace cuanto que no veía la luz? ¿Hace cuanto que no sentía la calidez? Una vez que pudo sentir por cada fibra de su ser de que ya no se encontraba en aquel horrible tanque, volvió a abrir sus ojos, a la espera de obtener respuestas a todas las interrogantes que comenzaban a formarse en su cabeza.

No reconocía el lugar el lugar en donde estaba, era una habitación elegante, podía ver la luz del sol entrando por las ventanas e iluminándolo todo… ¿Dónde estaba? ¿Cómo había salido? ¿Quién lo había sacado? Todo esto le superaba, la ultima vez que había conversado con Chrome, esta le había dicho que llevaba ya siete años encerrado y de que la fiesta de cumpleaños numero 21 del décimo jefe de la familia Vongola estaba cerca…recordaba hacerle escrito una carta al jefe Vongola, y luego de eso…

Intentó sentarse en la cama, pero su cuerpo aun estaba algo adormecido, soltó un largo suspiro de frustración y comenzó a recorrer con su mirada la habitación, solo que esta vez con más detalle. Podía ver una puerta doble, lo más probable que la entrada, otra puerta aun lado, el cuarto de baño, un escritorio algo desordenado con unos papeles y una laptop encima, unas fotografías, unos mitones…¿Mitones? Algo se movió y apretó una de sus manos, fue allí que se percató de la presencia de alguien mas en la habitación, un alguien que dormía placidamente apoyado en la cama, sujetando con firmeza una de sus manos, el cabello castaño, el cuerpo delgado, esa mano calida…

- ¿Vongola? – soltó en un susurro, su voz sonaba algo rasposa, después de todo, siete años sin usarla pasaba la cuenta…Algo en su cabeza hizo click al recorrer con su mirada el rostro durmiente del menos, es que ¿Acaso él le había sacado de la prisión? ¿Cómo? ¿Por qué?

Mukuro simplemente no sabia que pensar ¿Qué clase de persona era lo suficientemente ingenua como para liberarle a sabiendas de lo peligroso que era? Volvió a clavar sus ojos bicolor en el joven de cabello castaño, al parecer el décimo Vongola sería el único capaz de hacer algo como eso, después de todo, había sido este mismo el que le había convertido en uno de sus guardianes...Podía sentir algo removerse en su interior, una peculiar calidez esparciéndose desde la mano que sujetaba el castaño, para acabar recorriéndole entero. Soltó un largo suspiro mientras se concentraba en su cuerpo, en lograr recuperarse algo del adormecimiento que aun sentía.

- ¿Mukuro? – la mirada bicolor se encontró de lleno con los ojos castaños del décimo Vongola. Tsuna había comenzado a despertarse, notando que su guardián de la niebla ya estaba despierto - ¿Co…Como te sientes? – le preguntó, sentándose derecho en la silla, sin despegar su mirada del rostro del mayo, a la espera de una respuesta.

- ¿Podrías devolverme mi mano? – soltó el mayor con su voz mas firme y ya menos rasposa.

- ¡Oh! ¡Lo siento! – se disculpó Tsuna soltando la mano del guardián de inmediato.

- No has cambiado mucho desde la última vez que te vi, Vongola… - dijo Mukuro logrando al fin sentarse en la cama, cruzándose de brazos. El guardián pudo notar el leve sonrojo en el rostro del menor ante sus palabras.

- Emm… ¿Cómo te sientes? – preguntó mientras jugaba con sus manos para distraerse de la penetrante mirada del mayor.

- Bien…- respondió Mukuro secamente, sin desviar su mirada bicolor del jefe Vongola. Tsuna no había cambia mucho, aun tenia el cabello desordenado, aun sus ojos eran grandes y castaños, aun tenia un cuerpo delgado para la edad que se supone que tenia, quizás estaba algo mas alto, pero aun era pequeño a comparación suya. Sonrió de medio lado.

- Que bueno.

- ¿Que estoy haciendo aquí? – preguntó Mukuro con voz firme, Tsuna finalmente levantó la mirada, encontrándose con los ojos bicolor del mayor, el cual aun tenia esa expresión de soberbia en su rostro.

- ¿A que te refieres? – medio inquirió Tsuna temiendo que esta pregunta llegaría, pero jamás imaginando que seria tan pronto. ¿De que manera responderle a Mukuro? Si ni el mismo sabia bien el porque de sus acciones.

- ¿Qué hago aquí? – dijo esta vez recalcando cada palabra con cuidado - ¿Acaso es muy complicado de responder Vongola? – enarcó una deja a la espera de una respuesta, Tsuna por su lado no pudo hacer otra cosa mas que tragas saliva con dificultad, comenzaba a ponerse nervioso ante toda esta situación.

- Mejor que hablemos mas tarde, aun estas cansado…- dijo el castaño abruptamente, poniéndose de pie de inmediato.

Tsuna iba a comenzar a alejarse de la cama y por tanto de la habitación, cuando una mano le sujetó la muñeca con firmeza, deteniéndole en el lugar. El joven de cabello castaño no pudo evitar tensarse ante el agarre.

- Vongola.

- D…dime…

- ¿Seria mucho pedir algo de ropa?

- ¿Ropa? – preguntó de vuelta algo nervioso.

- Si, ropa – reafirmó Mukuro, después de todo, debajo de la sabana que le cubría no llevaba nada mas. Fue allí que Tsuna finalmente notó el pecho liso y bien marcado de su guardián, un furioso sonrojo se esparció por su rostro de inmediato.

- Por supuesto. – le dijo Tsuna en el momento que el mayor soltó finalmente su muñeca, una vez libre, el menor tuvo que hacer un esfuerzo sobre humano para no desviar la mirada hacia el cuerpo del mayor, de cómo el cabello largo de Mukuro se deslizaba por uno de sus hombros, acariciando sus brazos - ¡De inmediato! – tras esas palabras, salió a toda prisa de la habitación.

Una vez fuera de esta, alcanzó a caminar unos cuantos pasos antes de sentir como sus rodillas cedían y acababa sujetándose a la pared mas cercana, mientras se deslizaba hasta quedar sentado en el suelo, con el rostro furiosamente sonrojado y con una mano en el pecho, apretando el lugar en donde su corazón desbocado parecía querer salirse de su interior.

- ¿Qué demonios fue eso? - fue lo único que pudo preguntarse a si mismo, mientras la imagen de la pálida piel de Mukuro y de su largo cabello acariciando sus hombros parecía no querer salir de su cabeza - ¡Demonios!


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Mukuro intentaba dormir algo, aun tenia un poco adormecidas algunas partes de su cuerpo, necesitaba descansar bien para poder recuperar toda su fuerza y poder salir de la mansión de una buena vez, quizás encontrar a Ken y Chikuza, o a Chrome primero, ella le ayudaría a llenar estos siete años de conocimientos en poco tiempo.

Se colocó de lado y se cubrió casi por completo con las mantas, quizás eso le adormecería algo. Estaba concentrando en conciliar su sueño, cuando escuchó el sonido de la puerta abriéndose…

- //No pienso moverme…// - tampoco tenia la intención de abrir sus ojos, pero la curiosidad a veces era mas poderosa, podía sentir los pasos de quien no dudaba era el jefe Vongola, sin desear quedarse con la duda, abrió uno de sus ojos, pudo ver a Tsuna caminando suavemente y con cuidado con una muda de ropa en los brazos, una muda que dejó al otro lado de la cama de dos plazas que Mukuro estaba ocupando. Cuando el mayo pensó que Tsuna saldría de la habitación, este cambió de dirección y se adentro en el cuarto de baño, Mukuro pudo verle sacar algo de un closet cercano antes de perderse en el interior del baño. El guardián abrió sus ojos por completo cuando comenzó a escuchar el sonido de la ducha - ¿Así que esta si es su habitación? – susurró para si mismo recordando que había podido ver los mitones descansando sobre el escritorio hace unas horas atrás.

Aprovechando la ausencia no tan ausencia del joven jefe Vongola, Mukuro se levantó, por primera vez en siete años se ponía de pie sobre sus propios pies, con una sonrisa de satisfacción al notar la ausencia de temblores y entumecimientos en su cuerpo, tomó la ropa que el menor le había dejado sobre la cama, no pudo evitar sonreír ante el hecho de que incluso un par de guantes negros de cuero le había traído. Tsuna le había traído un par de pantalones negros de tela y una camisa del mismo color, incluso una cinta para que pudiera amarrarse su ahora largo cabello. Una vez vestido pudo ver su reflejo en un precioso espejo de cuerpo completo que había en una esquina de la recamara, frunció el ceño al ver como su cabello había crecido tanto que su característico peinado de mechas cortas y piña en la nuca había desaparecido por completo. Con un gruñido busco con la mirada unas tijeras y sin esperar un segundo se cortó el cabello a gusto, recuperando en segundos el peinado que le había caracterizado desde siempre, con la única diferencia visible el hecho de que se había dejado algo de cabello largo en la parte de atrás, sonriéndole a su reflejo ante su nueva apariencia, se amarró el largo cabello con la cinta y se colocó los guantes negros que el menor le había traído.

En ese momento la puerta del cuarto de baño se abrió y por esta salió Tsuna vistiendo solo una polera blanca algo larga y unos shorts demasiado cortos, los que cubrían hasta la mitad del muslo, dejando a la vista unas piernas que Mukuro no pudo evitar seguir con la mirada. Ambos se quedaron estáticos, a la espera de que uno o el otro dijera o hiciera algo. El mayor enarcó una ceja sin dejar de recorrer con su mirada bicolor el cuerpo del menor, desde su cabello castaño aun húmedo, hasta sus piernas delgadas. El guardián estaba mas que conciente se que su escrutinio estaba poniendo nervioso al chico Vongola, casi podía adivinar que el otro se estaba sonrojando hasta las orejas.

- Algunas cosas cambiaron para mejor por lo que veo…- susurró Mukuro acercándose al menor y cruzándose de brazos a unos pocos pasos de este.

- Veo que ya estas mejor…- fue lo único que pudo decir Tsuna mientras dejaba la toalla que llevaba en las manos aun lado, sobre la silla del escritorio que estaba cerca de la puerta del baño, Mukuro no dejaba de mirarle y comenzaba a colocarse aun mas nervioso de lo que ya estaba.

- Si, un poco de descanso y ya estoy como nuevo – Mukuro retrocedió unos pasos y se sentó en el borde de la cama del joven Vongola - ¿Y que se supone que harás ahora Vongola? – inquirió el mayor enarcando una ceja.

- ¿A que te refieres?

- ¿Para que me liberaste?

- Yo…- ¡Oh por todos los dioses!, no tenia la mas remota idea de porque lo había liberado, simplemente lo había hecho, no podía decirle que lo había liberado porque algo en su interior le había indicado que lo hiciera.

- Tan elocuente…- soltó con ironía, a lo que Tsuna frunció el ceño en enfado, su paciencia ante la actitud de Mukuro estaba llegando a su límite.

- ¡Desde que despertaste lo único que has hecho es estar a la defensiva y ser un antipático! – le exclamó el menor cruzándose de brazos, Mukuro sonrió de medio lado ante la explosiva reacción del menor.

- Desde antes sabias a lo que te enfrentabas Vongola, ¿Qué esperabas?

- ¿Un poco de agradecimiento? – inquirió con algo de duda.

- ¿Agradecimiento? Sabes que no obtendrás eso de mi parte. ¿Cómo pudiste creer que diría algo así?

- ¡¡Pensé que habrías cambiado!! – gritó acercándose unos pasos al mayor, en sus ojos se podía ver el enfado, entremezclado con algo que parecía ser decepción.

- ¿Siete años encerrado iban a cambiarme? – inquirió con ironía – Ni aunque hubiesen sido diez…- se colocó de pie, quedando a unos escasos metros del joven jefe Vongola, el cual no retrocedió ante el porte amenazante del guardián de la niebla.

- Eres mi guardián…- soltó el castaño entre dientes.

- Y tu bien sabes porque acepte serlo…- susurró el mayor pasando un de sus enguantados dedos por la mejilla del menor – No creas que he dejado de lado mi deseo de poseerte…- no estaba seguro si habían sido las palabras o la peculiar sonrisa de Mukuro, pero eso había sido la gota que derramo el vaso, sin poder aguantarse mas, con un movimiento rápido le dio un certero puñetazo en el rostro al mayor, el cual retrocedió unos pasos a causa de la fuerza del impacto, en sus ojos bicolor se podía ver la sorpresa – Ya no me temes…- soltó en un susurró mientras se limpiaba la sangre del labio partido.

- Así es…- le respondió Tsuna con firmeza.

- Excelente.

En cuestión de segundos, el castaño comenzó a moverse repartiendo patadas y puñetazos a diestra y siniestra, los entrenamientos con Reborn y Hibari habían dado sus frutos, gracias a estos podía mantener un buen nivel de combate cuerpo a cuerpo. Mukuro no dejaba de sonreír, muchas cosas habían cambiado con el pequeño y cobarde Vongola, y esos cambios solo le impresionaban más. El guardián de la niebla esquivaba los golpes con cierta facilidad, aunque eso no quitaba el hecho de que de vez en cuando lograra detener algunos de esos golpes en el momento preciso, Tsuna era rápido.

- ¡¡Deja de esquivar!! – le gritó el menor dominado por la ira.

La adrenalina bombeaba fuerte dentro de los dos cuerpos que se movían en un compás agresivo y descontrolado, golpeando y esquivando. Mukuro comenzaba a sentir una peculiar emoción al ver como las gotas de sudor se deslizaban por el cuello del otro hasta perderse bajo al polera que llevaba puesta. Sus ojos bicolor cambiaron, parecían los de un depredador al acecho, a la espera de atrapar a su presa de un momento a otro, y Tsuna lo sintió, bastó solo un segundo de duda para que el mayor tomara el control de la situación, con un movimiento rápido envolvió con sus largos dedos enguantados el cuello de Tsuna y utilizando su fuerza le arrojó al suelo, el cayendo sobre el menor con cada una de sus piernas a los costados de las caderas del castaño.

- Al fin…- susurró Mukuro sin moverse un ápice, disfrutando de cómo los músculos del cuello de Tsuna se movían bajo su firme agarre, casi sintiendo la sangre correr bajo su piel.

- Suéltame…

- No…

Y después de eso…todo se salió de sus manos…de las manos de los dos. Mukuro disminuyó la distancia que le separaba del rostro del menor, y le besó de lleno en los labios, sin soltar el agarre en el cuello del joven Vongola, le besó como si no hubiera un mañana, y para sorpresa del guardián, Tsuna en vez de rechazar el beso, respondió con la misma intensidad, casi como si hubiese estado esperando esto. Un leve apretón en la garganta del menor y este tuvo que abrir la boca en busca de aire, fue esta la invitación que Mukuro había estado esperando, pudo adentrarse en esa boca con seguridad, disfrutando de cómo la lengua del castaño bailaba con la de el casi eróticamente, la otra mano de Mukuro acariciaba una de las piernas de Tsuna, deslizándose en una caricia suave hasta el borde del short que llevaba, adentrándose bajo este, Mukuro pudo sentir al otro gemir dentro del beso.

- Mukuro…- soltó Tsuna entre gemidos en un momento que el mayor abandono sus labios para quitarse la camisa negra que hace tan solo unos momentos atrás se había colocado. Tsuna se sentó en el suelo para así quitarse la polera, el mayor pudo percibir el exquisito aroma de jabón de baño, se inclino hacia Tsuna y comenzó a repartir besos por el hombro y clavícula del menor.

La temperatura comenzaba a aumentar de la misma manera que la adrenalina de la pelea se disolvía con cada una de las caricias, era ahora la ansiedad y la excitación la que se abría paso dentro de Mukuro, mientras que Tsuna por su lado comenzaba a recobrar algo de cordura, cayendo en la cuenta de lo que estaba haciendo, en el suelo d su habitación con su guardián de la niebla…

- //¿Qué demonios estoy haciendo?// - comenzó a revolverse un poco, Mukuro notó esto y sin que Tsuna pudiera hacer algo para evitarlo, en un movimiento rápido y preciso, el tomó en brazos y le arrojó en la cama , el meno no alcanzo a reaccionar siquiera cuando comenzó a sentir la calida lengua de su guardián acariciando su espalda, la manos de Mukuro le quitaron el short que llevaba puesto, dejándole solo en ropa interior…- Mu…Mukuro…- intentó decir Tsuna, pero un gemido escapo de entre sus labios al momento que el mayor agarró su virilidad con sus manos enguantadas, el rose de la tela fría con aquella carne caliente le hizo temblar, olvidando por completo que era lo que intentaba hacer.

- Olvídalo todo… - le susurró el mayor junto a su oído, sintiéndole temblar mientras acariciaba su miembro con fuerza.

El joven Vongola no tuvo tiempo para decir nada mas, las cosas avanzaban demasiado rápido como para siquiera intentar detenerlas, para cuando sintió algo forzando su entrada, un algo caliente, supo que ya no había vuelta atrás y de que ya no valía la pena intentar detener todo esto…

- Quiero verte…- soltó Tsuna en medio del delirio, Mukuro no pudo evitar sentir un algo revoloteando en su interior al escuchar esas palabras de parte del menor, así que cumpliendo lo que acababa de pedir el castaño, le volteó con algo de brusquedad y allí con sus miradas conectadas, Tsuna rodeo con sus piernas las caderas del mayor, y este sin esperar otra clase de interrupción le penetró sin miramiento alguno, el menor arqueó la espalda ante la invasión pero no se quejó, esto comprado a los entrenamientos de Reborn no eran mas que una pequeña molestia.

El guardián espero unos segundos antes de comenzar su vaivén, entrando y saliendo en aquel cuerpo que parecía disfrutar del dolor que sabia estaba sintiendo. En busca de una mejor posición, Mukuro sujetó una de las piernas de Tsuna y la colocó sobre su hombro, este ultimo no pudo evitar soltar un largo gemido ante la profundidad de la penetración.

- Mas rápido… - Mukuro pudo sentir como su excitación aumentaba al escuchar al menor pedir aquello, pero la cúspide fue cuando notó que algo mas aparte de sudor y liquido preseminal lubricaban la entrada de Tsuna, sonrió casi como un completo desquiciado al ver sangre, y allí se dejo llevar por la emoción, embistiendo con fuerza, golpeando en el proceso el dulce punto en el interior del menor, el cual gemía cada tanto cosas sin sentido.

Cuando llegaron al orgasmo, este les golpeó con fuerza, con las respiraciones aceleradas, Mukuro con la frente apoyada en el hombro de Tsuna, con Tsuna sujeto firmemente a la espalda de Mukuro, sus uñas habían abierto la piel del mayor.

No se detuvieron allí…cuando recobraron algo de aliento ya estaban nuevamente convertidos en una masa de gemidos y movimientos.


Fin capitulo 2.

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