9 de marzo de 2011

"Preludio"

Publicado por Ororo
Nombre: "Preludio"
Fandom: Inazuma Eleven.
Autor: Lady Lucifer / Ororo
Clasificación: PG.
Parejas: Kazemaru/Endou
Género: Un poco de misterio.
ADVERTENCIAS: No hay advertencias que dar~
Nota de la autora: Mi primer fic de Inazuma Eleven, entrando en el fandom todo por culpa de unas queridas amigas a las que considero mis hermanas menores, además, la serie es de lo mas interesante y tiene un millón de personajes preciosos, así que era cosa de tiempo para que esto sucediera.






"Preludio"

El cielo se había cubierto de nubes negras, lo más probable es que comenzara a llover dentro de poco, se asomó por la ventana de su habitación con una sonrisa tranquila en los labios. Al fin todo había terminado, al fin habían vencido a la Academia Aleia, ya no mas enemigos que fuera a amenazar a sus amigos, a sus escuelas, al mundo. Endou agachó la mirada un segundo, recordando a Gran, no, a Hiroto.

- “Ojala este bien, al final no era una mala persona” – soltó en un susurro mientras cerraba la cortina y se acercaba a su cama, ya era tarde, lo mejor sería descansar, realmente se merecía un descanso.
Mañana sería un nuevo día y con ello una nueva oportunidad para superarse a si mismo, dibujó una sonrisa en sus labios y se quitó la polera que traía puesta para así ponerse la parte de arriba de su pijama. De repente un golpe suave en la ventana, Endou enarcó una ceja y miró en dirección al ruido ¿Qué había sido eso? Notando que quizás había sido solo su imaginación termino de cambiarse de ropa, cuando escucho de nuevo aquel golpecito en la ventana.

- “¿Hay alguien allí?” – inquirió al aire, sin saber muy bien con que se encontraría.

- “Endou~” – se escuchó una voz suave – “Abre la ventana” – el castaño enarcó una ceja, él conocía esa voz. Con paso decidido se acerco a la ventana y abrió las cortinas de una sola vez, encontrándose con nada mas y nada menos que con Kazemaru. El antiguo integrantes del equipo de atletismo llevaba su cabella verde azulado completamente suelte, cayendo sobre sus rostro, acariciando su espalda.

- “¡Kazemaru!” – exclamó Endou abriendo la ventana de inmediato, dándole espacio al otro para que pudiese entrar a su habitación. – “¿Qué haces aquí? ¿Sucedió algo? ¿Estás bien?” – preguntó de manera apresurada, sin saber muy bien porque su amigo estaría fuera de su casa a estas horas de la noche.

- “No te preocupes Endou, todo esta bien” – le dijo sonriendo de medio lado, y por alguna razón, la forma en la que le acababa de sonreír le estaba poniendo nervioso. Ahora que lo notaba, Kazemaru llevaba una capa negra cubriéndole de pies a cabeza ¿Por qué?

- “¿Kazemaru?”

- “No hay nada de que preocuparse”

Endou no sabía cómo reaccionar, nunca había sido de las personas que se preocupada de esta clase de cosas, de hecho era de esa clase de personas que pasaba por alto emociones que fueran en dirección a “gustar” y a “sentirse atraído” para él, las únicas emociones que tenían relevancia eran “determinación”, “justicia”, pero esto no entraba en esa categoría, esto era completamente otra cosa.
Kazemaru se le acercó dejando caer su capa, la que quedó olvidada cerca de la ventana, su sonrisa simplemente se amplió al notar el nerviosismo en el castaño, el cual a pesar de su ingenuidad había sentido algo diferente en la forma de moverse del otro. Cada movimiento de Kazemaru era cuidadoso y elegante, sensual a su manera, Endou no podía evitar sonrojarte ante la insistente mirada del otro.
- “No hay nada de lo que ponerse nervioso…Mamoru” – dijo con suavidad, colocando sus manos en los hombros de Endou, el cual en su afán de escapar de esta situación que no terminaba de entender había retrocedido hasta encontrarse atrapado entre la pared y el cuerpo de Kazemaru.

- “¿Kazemaru?” – el mencionado soltó una risa suave mientras acariciaba un lado del rostro de Mamoru, disfrutando de cómo su toque ponía aun más nervioso al otro.

- “Trata diciendo mi nombre” – le dijo en un susurro, cada vez más cerca, cada vez mas apegado a él.

- “I…Ichirouta” – soltó nervioso teniendo el inevitable impulso de clavar sus ojos en los labios de Kazemaru, ¿Por qué se estaba fijando en esas cosas ahora? Nunca antes había mirado a Kazemaru de esta manera, aunque siendo sinceros, nunca antes Kazemaru había actuado de esta manera, algo no estaba bien en todo esto.

- “Si~” – soltó casi en un suspiro, disminuyendo la distancia entre sus rostros, probando del aliento entrecortado del moreno, el cual pudo sentir como su corazón se aceleraba al tener al otro tan cerca, nunca antes habían estado así de cerca, nunca antes con estas intenciones.

- “Algo no está bien, no estás actuando normal”

- “No…”

Antes de que Mamoru pudiese decir algo mas, Ichirouta había acabado con la distancia que les separaba y había depositado sus labios en los del célebre portero de Raimon, disfrutando de cómo el castaño de petrificaba ante el contacto. Kazemaru rió en el beso y sujetó con ambas manos el rostro del otro, buscando una reacción, sabiendo que lograría una si profundizaba el beso.

Mamoru por su lado se había quedado de piedra ¿Cómo se supone que tenía que reaccionar si uno de sus amigos venia en medio de la noche y le besaba sin más? Aunque no podía negar que los labios de Kazemaru eran tan suaves como se veían.

¿Qué? ¿¡Que!?

Pudo sentir más que escuchar la risa del otro, risa que resonó en lo profundo de la garganta del de cabello largo y rebotó dentro de su propia boca, ¿En que momento había separado sus labios? Endou no podía recordarlo bien, pero ahora podía sentir como el otro se abría paso entre sus labios, disfrutando del sabor de su boca, degustando algo que nadie había tenido el privilegio de probar aun.

Endou no sabía cómo reaccionar ante todo esto, así que simplemente siguiendo su instinto, se aferró al otro, una de sus manos se posó sobre un hombro de Kazemaru, mientras que la otra se dejó caer en la cintura del de cabello largo.

Kazemaru Ichirouta sabía que había ganado cuando pudo sentir que Mamoru le devolvía el beso con igual o más intensidad, lo estaba disfrutando y de ello no cabía duda alguna.

Se separaron tras unos segundos mas de degustar sus labios.

- “Y esto, es solo el preludio Mamoru” – le dijo el otro para luego separarse de él recoger su capa y salir por la ventana, dejando al castaño sonrojado con los ojos abiertos en sorpresa.

¿Qué demonios había pasado aquí?

¿Qué había sido ese resplandor que había visto bajo la ropa del otro?

¿Fin?

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